sábado, 27 de marzo de 2010

UN CUENTO SOBRE EL TEATRO COLOMBIANO

La libertad no consiste en hacer lo que se quiere,
sino en hacer lo que se debe.
Ramón de Campoamor

No hay peor cuento que tenga una historia mal narrada y precisamente sobre dicha falla de construcción argumental; se resiente la pobre televisión de lokombia. Así que sólo nosotros como colombianos podremos ver una realidad de sueños a través de la pantalla chica, sólo hasta cuando reluzca, la cultura social sobre todos los rincones de nuestro país aún imperfecto. De momento simplemente nos entendemos con la vida presenciada adentro de una sociedad políticamente decostruida. Vemos por aquí y por allá una nación sin formas propias de culturas más bien inidentificables. Al paso de los pocos años se viene cayendo la escasa democracia del pueblo disperso y sin sus visos de libertad. La democracia está desangrada. Enseguida vienen y se resuelven unos pensamientos de pobreza entre los habitantes de una larga soledad incomprendida. Se hacen superfluas las ideas profundas. Sucede dicho síntoma de desgracia porque el discurso de la sabiduría no viene siendo bien regado a los desconocedores del saber hablar, saber razonar y saber leer profundamente. No se esparce el conocimiento universal en los medios de comunicación. Se entretejen unos propósitos de consumismo vano. Hay por lo tanto una soberana miseria espantosa, que no cesa de ser expandida y revolcada, para toda la montonera de una chatarra materialista; que se hace inservible últimamente en nuestras ciudades reconfusas. Eso es una chatarra, una exageración desechable de cosas vanidosas; que se transforma luego con una forma insignificante, para el hombre ciego de razón, luego pues se vuelve influenciada la alienación comercial y asimismo el poder de una cultural inculta. Se crea una necesidad por adquirir muchas cosas inservibles. Aquí entonces adentro de esta casona donde nos recostamos hoy vemos que no cesamos de ser deformados sobradamente. Al mismo paso no miramos sin algún rumbo de esperanza humanitaria. De un sin rumbo hay una y otra primera filosofía satánica. Ella aún gira bajo los pensamientos de los hombres capitalistas. Tal filosofía se bambolea mientras tanto al compás de unos simples intereses de descarada acumulación monetaria. Y la hambruna sigue su pesadumbre desatada. Desde los obvio viene allí inmiscuido un ideal del renovado oscurantismo individualista. De golpe bajo nuestra gran ciudad del silencio solo anda gritando y pegándose contra las paredes una manipulación de políticas corruptas. Eso pasa por parte de los enmascarados dirigentes de la ignorancia. Ahora así nos quieren ir metiendo una y otra dictadura acomodada, ella viene disfrazada; ella, se hace muy altanera y ella es muy brutal, viene bailando junto al asunto susurrante de los repetitivos presidentes de la rifa incontestable; ellos quienes ahora no se quieren salir de su vacilante empoderamiento de insurrección forzada. Así que así son estos personajes del mal quijotesco, ellos quienes hoy no se cansan de manejar los medios informativos a su atragantado antojo. Por lo cual ahora no parece haber realidad de juicio entre los canales nacionales de la indiferencia nacional. Que desgracia por supuesto tener luego que deducir, así y ya, los muchos escándalos informativos del teje y maneje, tal y como lo diría, Héctor Sánchez, un intelectual voraz, él, quien nos muestra a cada rato del día reflexivo, las trampas que de momento se inventan, con una supuesta literatura acomodada y su chantaje descarado. Ya sobre el hecho, entre el ritmo de los tantos años, se descubre al rato de las horas, una entre otra tejidas, cortina de humo de ilusiones informativas; ellos de las cortinas son las falacias del palacio de injusticia, una injusticia, hoy, no cesando de manejar y hoy queriendo deja discurrir libremente, los tantos teatros noticiosos; utilizados adentro de los medios masivos de comunicación, tristemente hoy empoderados por la politiquería del mensaje mediático.
Así pues, ante tanto escándalo escuchado, ante tanto oportunismo resentido, ante tanta corrupción violada, se ve ya develada una colombianita, sin siquiera una presentable oferta televisiva; que tendría antes que ser bien; la televisión, una propiedad de uso colectivo, para los habitantes del país y ello una ayuda de beneficio para el pueblo del abandono, pero no ver un espejo invertido de discursos deformados, que atentan por momentos contra la vida y contra la educación de los ciudadanos pasajeros. Fuera de la indudable realidad, que nos golpea contra el rostro del atraso cultural; sería así por lo oportuno, sería ya muy necesario, formarnos otros modelos de creación artística, ellos, encargados impulsar la evolución de la televisión colombiana. Pues hoy y hay más que nunca, resentido en los canales nacionales una falta de creatividad inmensa, se adolece la imaginación en los presumidos inventores, se duerme la creatividad en los presentadores arribistas. No hay casi nada de descanso sobre un real entretenimiento social, no hay una real enseñanza de investigación, casi todo gira como un lento suspiro de recuperación deshonesta. Lastimosamente no hay ahora en lokombia una televisión para la muchedumbre marginada. Del instante sólo presenciamos una larga noche entre payasos burlescos, ellos, todos encaramados en los circos del chisme y ellos mirando haber de quien se burlan en este barrio de niños desamparados. Desde luego hoy no parece haber un hoy entre nosotros de fraternidad nacional. De momento sólo se vive hoy una repetición de ayeres sobre los ayeres en cuanto al manejo de la televisión conformista del mismo ayer; fundada sobre los tantos, sin tiempos de una historia borrosa.
Por otra parte se descubre por ahí nomás una simple transformación de papeles, dizque siendo ellos de corte legal, ellos, dizque de creación espacial. Los tantos dirigentes y demás jueces del circo, muñequean así sus manos mientras tanto; firmando luego un traspaso del modelo mixto al modelo privado del ente televisivo. Dicen ellos que esa mentira es de corte estatal. Pero al final el canal resulta ser un embuste incómodo. Luego hacen ellos lo que se les da la gana con el país y a ello ya se disgrega trágicamente, sin una programación social. No se hace del presente, casi nada notable en un pueblo oprimido; una gente, que no recibe hoy ni limosnas, durante los tiempos de nuestro otro ayer espectral. No se inventa asimismo una investigación de ideas comunitarias. Enseguida del tiempo, todo gira bajo los sin estudios culturales, sucede dicha verdad porque sólo hay todavía una televisión de negocio de propagandas estrambóticas y juegos sensacionalistas.
Ante la mala apología, se cierra obviamente este calabozo de propiedad burocrática, con una finalidad sin fin esencial. No hacer muchas creaciones de alto significado cultural, no científico, ni noticioso, parece ser la mala elección. Y así contra todo el manojo de conflictos humanos, vemos que tales políticos, se miran como una mayoría de marionetas, ellos, no se levantan de sus sillones, ni de sus camastros, para limpiar los pocos espejos de una enseñanza visual. Pero lo peor del chiste es que ellos si gustan de sacar el descaro de proponer otros canales de televisión especulativa. Eso para que sirve ahora. Tal repetición y repetición de tele novelas; no sirve sino para llenarnos la casa de ratones muertos; siempre y cuando los procesos de creación visual, sigan siendo enfocados solamente a las urbes masivas de una riqueza exagerada y el interés pobremente vanidoso. Hay por tanto, muchos problemas de visibilidad regional, entre ellos, hoy vemos sopesado un pensamiento de desinterés con los otros semejantes; ello es una idea de visibilidad decantada, una idea bien gritada por Hollman Morris, él, periodista libertador, quien para una ocasión del discurso documental suyo de contravía; venia él bien acompañado de uno y luego otro mosquetero intelectual, ellos, eran los amigos, que hoy quieren socialistas.
Ahora bien, sin más partes serias del discurso; algo fastidiado, algo tristemente, me veo de golpe, junto a mi presente hundido, me miro bajo la noche, recostado sobre el camastro de un coronel antiguo, era él antes un coronel de mil guerras, murió hace unos tres años del ayer expirado, murió y murió, pero él cayó como un valiente, pero sin la esperanza de recibir un carta por escrito. Así que de mi rato vacio lo recuerdo mientras tanto al tiempo que me voy al otro lado del dormir. Pues las novelas del hoy y los realitys faranduleros, se pasan de ser sobradamente aburridores, se pasan de ser las horas tan superfluas. Eso quiere decir que no hay novelas, no hay problemas de opinión en mi patria vacilante; la libertad se nos resulta al tiempo tan encarcelada como una camisa de fuerza.
Ya me voy así luego durmiendo, sin el canto del sueño; pero quizá algún día, pueda recuperar al canto y el canto será inventando al compás de un mejor democracia, ella, digna entre valores más equitativos, entre hechos, más limpios y más justos.
Ahora, mirando el más allá del parnaso, presiento que se pasea ante mí, un siglo sobre otro siglo transcurrido, será despertar entonces ya y de pronto, despertar el sueño de las locuras del amor hermoso. De golpe saber concebir allí unos hombres de cultura para la televisión colombiana. Pero para el triste día del hoy, resulta otra vez a la pesadilla del ayer, un ayer que nos acompaña suciamente, entre muchos hombres de nosotros colombianos. De momento nomás hay que soñar un lejano sueño hasta cuando abramos los ojos para hacer el bien universal. De hecho no hay sino un presente de conflictos espantosos para cada alma indecisa de su destino de guerras. Tales problemas recaen tal vez sobre las rupturas constitucionales. Los derechos humanos son violados, causa de las malas presidencias antiguas, absolutamente imperialistas. A cada rato los políticos, tanto del gobierno como de los medios masivos, no se cansan de pisotear a la gente, ellos, los dirigentes malamente, se lo pasan arrumando las monedas del trabajador, pero ellos sin dar nada de salud, sin ofrecer nada de empleo, sin depositar nada de arte a un tribu, harapienta, desnuda y ella llena de orfandad. Así que tras cada instante del día indecible, no hacen sino agruparse todas las multinacionales esclavizadoras; ellos son los nuevos reyes, se aman pérfidamente, ellos se acuestan con el diablo ilusionista, entre los otros pecados rotos, mientras las mentes de la ignorancia, siguen siendo manipuladas, hasta cuando se deje de vivir, adentro de una utopía vacilante, adentro de un monopolio tecnócrata; un monopolio de odio, que no cesa de recluir las audiencias sino con brutalidad enemiga; por tal razón, sin dar ya un final literario del cuento teatral; abro seguidamente mi discusión sobre un real humanismo, evocando un silogismo del escritor Hugo Ruiz; La cultura artística debe ser una realidad y una razón de intelecto universal.

Rusvelt...

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