martes, 30 de marzo de 2010

UNA PERDICIÓN DE HOMBRE Y MUJER

Nada debe ser más duro y más doloroso que ser asesinado por la mujer que se ama sinceramente. Ello se resuelve tan simplemente como ser traicionado por la judas femenina. Así que por tal motivo, la vida del libertinaje siempre ha venido rebajada al vaivén de una culminación de sórdido crimen; ya sea tanto psicológico como inevitable en lo realmente materializado del hombre ambicioso y enredado mentalmente. De igual manera si se escoge el rumbo de la mencionada vida equivocada, se resuelve pronto una destrucción al ser semejante de sentido puramente destructivo. Por esta parte del mal, sucede tal horror, ante el conflicto de la víctima, víctima que se hace molesta, ante las resoluciones macabras y además desordenes delirantes del asesino, pues tal atravesado, impide conseguir las descaradas pesadillas del pueril matador. Luego entonces, generalmente, sucede en muchos casos, tal psicópata, luego se destruye; porque las culpas bestiales son demasiado pesadas, para llevarlas a costas de una conciencia salida de lo racional; por lo tanto, luego de las tantas malicias del hombre y de la mujer; hoy parece que hablar de un romance trágico, viene siendo una cosa similar de ser susurrada, al evocarlo en otro tiempo de la historia mundial. De hecho siempre se resuelve un gusto al desprecio que aún sigue siendo tan gigante al ayer lacrimoso de las almas ensombrecidas. Así se pasea ahora entonces una enfermedad desbordada en los caídos del cielo, ellos, pasándolo, sin alguna reflexión social, pero luego, hay en esencia de la vida de ellos; pronto una resolución de desazón que se forma en desconsuelo, tras los años de haber errado en un crimen solamente pasional.
Por otra parte, ante la miseria de las víctimas, resurge súbitamente en los cineastas, renace de súbito y se repliega sin más espera de retraimiento, una buena intención por hacer varias películas clásicas de sentido dramático, películas que procuran concentrar la bajeza del indiferente hombre y de la mujer cansada de inventar tantas barrabasadas. Pero antes que el cine vino a darse una creación de conflicto romántico a través de la literatura universal. De allí podemos ver levantadas las novelas de novelas sangrientas. Entre las más importantes obras del arte literaria se resuelven entre tanto; las narraciones de Edgar Allan Poe; la degradación social descrita en algunos relatos de Arthur Conan Doyle; bajo la máscara del ultra secreto, Holmes. De otro lado reluce, más adelante en el mundo, una escrutadora obra teatral; bodas de sangre, un teatro digno del inmortal Federico García Lorca, al tiempo que por entre otro escollo, iba siendo develada, la continuada maestría de una novelista policiaca; ella, la británica Agatha Christie. Ya más adelante se acercaría y renacería precisamente un clarificado gusto sobre las tragedias suburbanas. De aquí la generación beat que no es de mi absoluto agrado. De todos modos al ritmo de las tantas renovaciones culturales viene ya reluciendo la cinta de Perdición. Tal cinta toma su aparición a eso de los años de mil novecientos cuarenta y cuatro. Viene su tratamiento luego de irse acabando la segunda guerra mundial. Al cabo de tal masacre más horrenda en la historia del mundo parte la necesidad de elaborar; Perdición. Así que ubicados adentro de dicha parte de la realidad vemos pronto que los protagonistas retratan velozmente el resentimiento de una desgracia, no sólo de pareja sino de convulsión social al mismo tiempo. Se descuelga así pues una baratija de pugna capitalista en los abismos más deplorables de estados unidos. La locura de una sevicia salvaje por tener más poder capital, ya se convierte, entre unos y otros, bajo el desborde de una guerra sin restricciones.
Mientras tanto, hay resuelta allí, la intrusión del arte al ritmo de la cámara en mano y algunos cuadros patéticos del país más bien sintético y radioactivo. Al rato pues hay un estimulo de atracción por parte de los intelectuales del cine crítico. Así que va saliendo del cuarto ya obviamente el directo Billy Wilder. Fue un reconocido hombre de letras y buenas amistades culturales del tiempo negro. Se da así entonces una arrasadora satisfacción al director porque él va desnudando una curiosa sospecha de lenta justificación y tal vez de odio, mal culminada por la condición humana de atrás intelectual. De momento nadie entiende la idea de matar por matar, sin darse un pensamiento de peso comprensible. Eso deja algún sentido desconcertante. Ello además se recae demasiado bajo el mundo que aún hoy se sabe puramente sufriente; pero si damos una mirada invertida, sobre el hombre, pronto se ve caer un manojo de psicóticos mentales. Tal enfermedad se ve entonces demacrada por la infancia retraída y en parte se adolece por el mismo sistema encarcelador y algo excluyente del mundo. Además la infancia trae un tiempo de sobrada orfandad en los seres diferentes de la gente, que no cesa de ser oprimida y alienada por las modas pasajeras. Al mismo tiempo pues vemos que la mayoría de los psicóticos tienen algún retraimiento del ayer impuro; ante ellos, ahora, sólo hay que tener compasión y luego alentarlos a su alivio, dando pensamientos de soberana sabiduría.
Ahora bien, querer criticar una obra de este tipo cine, Perdición, resurge precisamente la necesidad de dar aparición sobre otros enfermos del mundo. Ellos son quienes sólo andan tumbados simbólicamente tras el afán de obtener sus cosas banales y hasta en muchos casos yendo detrás de las cosas más desechables. Ellos son por tanto los desquiciados materiales del mundo que sigue empobrecido realmente bajo la tristeza del alma. Así que tales ciego de la ceguera manifiestan generalmente una particularidad por querer la vida de un facilismo exagerado. Mientras tanto dicha muchedumbre a su hora y a su locura sólo se va enredando bajo las propias telarañas de pobreza intelectual, una pobreza de pensamiento, que simplemente a ellos, los deja aprisionados, adentro de una llenura de solitarios desparpajos, sobradamente amañados.
Ya por tal motivo, ellos, viven esclavizados en función de las perdiciones superfluas. Eso ellos ya parecen unos puros paparruchas sin miras de arreglo justo. Pero la miseria de toda esta pobre payasada, luego se rebota, al final de otra noche, una lenta noche de acabado hedor. Ella es la descarada noche donde viene y se aparece un infierno trágicamente ilusorio. Eso pasa quizá en Perdición. La miseria que al final viven los dos títeres, Phyllis y Neff, luego de los días del crimen, viene estallada junto con la muerte de ellos y solamente de ellos. Así que todo lo que empieza mal termina peor que un infierno de puras sabandijas retorcidas. Sobre la idea del infierno me refiero a la ilusión equivocada del mundo que la pareja deconstruyó con sus negra pasiones. Por lo cual ellos tuvieron que sufrir las consecuencias de sus propios actos más bien aberrantes. Y por eso el incendio del final que se deboca al ritmo de sus muertes casi suicidas. En lo absoluto hay algo así en pacto de sangre, hay como un crimen y un castigo, sólo por evocar al maestro del existencialismo; Fedor Dostoievski, ningún hombre mejor a la hora de hablar sobre las ríos bifurcados del ser humano, perdido entre la noche de maldad y del bien.
Entre otras cosas menos profundas; al momento de tratar sobre la creación del cine negro; vemos enseguida al ritmo de los teatros de la criminalidad; una grata mirada por erguir la reflexión de construir un sentido social, ello, pues renace ante un sociedad libertina, ante la gente desordenada del hoy, la pobre gente, que todavía no cesa de andar descaradamente; bajo los umbrales tan tenebrosos del descaro y la suciedad, ellos, arrastrados y sin escrúpulos, ellos, matando a un atravesado del sin rumbo infrarealista.
Sólo entonces allí, se desteje asimismo, bajo la idea de perdición, un cine basado en la novela de James Cain. La novela del pacto de sangre infantil, deja por tanto, una trenzada de similitud imaginativa, sabia y bien culminada y bien retratada, bien relacionada junto con el cine de perdición, una recurrente magia teatral del ayer y hoy. Sucede allí el caso tras un desborde de parámetros donde hay una mujer descaradamente traumática. Igualmente se saben bien abrazados los besos entre ella y su amante descolgado al amor por la mujer oportunista. Luego se rebasa un recorrido visual de puras imágenes entre blancos y negros. Hay por lo tanto, hay ante todo, una historia cuidadosamente construida que no para de andar al compas de las tantas nociones abrumadoras del sopor sentimental.
La pareja de protagonistas, juega y se divierte allí, mientras tanto, bajo el sopor de un propio teatro, construido en los ángeles y en la puesta interior de una casa modesta. La vida de la ficción luego deja correr los gritos profundos de una desgracia humana. Al rato pues salto el corazón delator de Poe sobre la manos de Neff. Su alma luego de matar ya no puede aguantar tanta ironía estrambótica. Desde luego él decide confesar su historia de vida tras un golpeteo trágico de disparos fantásticos a su pesadumbre retumbada. Tal acción de dignidad pues resulta ser un grito de vergüenza, ante un comienzo de sin amor puro, dado al sin fin de una novela visual y de una giro lentamente subterráneo. Hay entonces aquí un ideal de lo ciegamente extraterreno, lo susurro como un fantasma, lo canto bien, ante el golpeteo de la narración visual, una narración de ingreso a las más bajas pasiones de un ser ahogado, bajo una sola sombra de aguas negras, lo cual, lo recubre de cualquier posibilidad dar ruptura, por divisar algún pequeño agujero liberación, pues ya horrendamente se sabe tragado en su propia pesadilla del mal.

Rusvelt...

EL TANGO DE UNA NOCHE SIN PARÍS

El cine del desamor
debe ser el canto del delirio.
Veltiskin

Dejar rodar un tango en parís es dejar irrigar la belleza del romance. Regar su nostalgia es inventar los amores de los andantes callejeros del inframundo ilusorio. El tango suelta seguidamente una insipidez de vacua esperanza durante cada estrofa de su final melódico. Trata de evocar, el tango de pureza, por otro lado, un canto de danza, dedicada a la ciudad de las pobres gentes, ellos, unos seres mal enamorados, ellos, los seres del amor pérfido. Es verlos a ellos algo cansados de permanecer destrozados junto al grito de uno y otro corazón, recién reventado en pura desgracia. Luego se estrellan los sentimientos de una exuberante intimidad entre los amantes. Ver danzar así un tango en Francia, un país perfumado de melancolía, pronto me quiere decir y me quiere acuchillar, igualmente, debido al descaro que hay más allá del desprecio a nuestra raza humana. Una raza que es idéntica a toda su profundidad igualitaria de creación universal. Pero ella perdida en su envidia de horror. Eso quiere así esculpir el tango de una noche sin la presurosa parís y sin su río del sena. Evoca la obra cineasta del tango en parís; sólo quizá una ciudad fantasmal que rebota en lamentos de soledades amañadas. Y otra vez se tropieza la desgana de cada alma sombreada otra vez entrevista en cada pobre rincón. Hay así entonces bien retratados unos barrios con lluvias invernales; todo al mismo tiempo que no hay sino pesadumbre, sin rescate, ante las muchas traiciones amorosas, ideadas con el cine francés. Tal como el tango queda también ubicada la muerte en directo. En su mayoría son cintas de romances juveniles, haciéndose rotos, ellos desnucándose y de repente, vuelven al secreto del ser, para luego caer rendidos bajo un cementerio de sobrado sufrimiento.
Así que hay vista desde luego una barriada de delirio que no cesa de mojar los tejados de las casas más bien miserables del inmortal víctor hugo. Esa realidad trata de mostrarse en los pequeños pedazos de hedor sentimental, donde se mecen las afueras, bien dibujadas con la cámara subjetiva del inventor del último tango parisino. Luego quiere resucitarse un alegato de rescate humanista con esta película de desgarro dramático. Esta acusación sale desfilando como una vida poética por parte de los seres indiferentes de su propia sociedad, que anda tan muda y ajena. Y todos ellos inmersos malamente en su perdición existencial; no luchan por su conjunta comunión. Así que con tal propósito de reflexión social, pronto trata de consagrarse por medio del teatro desesperado, una alegoría sobre nuestra miseria espiritual, sobre nuestro pesar perezoso. Eso se identifica en los protagonistas imaginados de dicha cinta ficcional. Entretanto la obra de bertolucci anda dignamente retratada con una lindura pintoresca de expresionismo. Eso es constante en cada puesta cinematográfica de la creación espacial. Hay además desprecio humano, dolor sucediendo allí con repugnancia, durante un punto elevado, por allá cuando sale desfigurada, una rata toda putrefacta de entre la intimidad de paul y jeanne. Cada uno sería su protagonista distinto de la historia. Ambos enamorados serían ambos, durante la novela cineal, una pareja de desconocidos quienes se conocen, debajo de un recinto de luces bailantes. Por lo demás ellos, hombre y mujer, son los personajes más traumáticos de esta obra tan artística. Luego sus amores se desligan suciamente con fatalidad. Y luego allí es donde el hombre saca una rata cobarde de su infame ratonera. Pero del fondo de allí se desborda una lindura de libertad por quererse concretar una sociedad mejor. Se muestra crítica contra nuestra idiosincrasia absurda. Hace allí bertelucci, una objeción por una vida más seria; más respetuosa de rutinas sobrias. Ello del alegato libertario, se siente cuando la bazofia de ratona muerta, quiere ser dada a la indefensa jeanne. Perdonaran la putería, pero así de igual pasa, ante esta cosa dañada de la mente del loco de paul. Tal acción ofende, enseguida al otro semejante, se muestra el orgullo herido del hombre, como una forma toda desmuelada. Obviamente el señor paul quiere darle de comer aquel bicho a la mujer desvergonzada. Lo intenta con su fuerza bruta de hombre animal; menos mal que al final se arrepiente, desde su demencia fugaz.
Entre otras cosas muertas, parte de esta ilustración bestial, me recuerda a la novela del túnel. Una espléndida novela del argentino de ultratumba; ernesto sábato. Por allá en la literatura, sucede entonces, algo similar con un síndrome de desgracia, todo aterrador y lleno de inmundicia. El pasaje del mal de entre las letras, se recuerda con juan pablo castel. El personaje va hablando en su declaración sobre un expianista casual. Ya más aquí y de pronto, el artista de la música, pide algo de comida, lo hace con avidez, porque tiene mucha hambre, pero enseguida del día, le hacen comer una rata, pero viva, una rata viva y sucia.
Ahora bien, volver a la película de bertolucci, el último tango en parís, resulta como un viaje de impresiones veloces desgarradoras. Tales imaginarios de sensualidad con arrojo de erotismo, procuran dar un salto de juventudes recuperadas. El movimiento de un juego fantasmal anda de una manera arremetedora con giros inesperados. El ritmo narrativo por momentos se hace muy violento. La juventud del pasado se muestra enseguida con una mente distinta a la actual. Los ideales del colectivo social querían acceder a una vida de cambio vital menos opresores. Ellos, los nuevos jóvenes de aquella época, ansiaban de algún movimiento revolucionario; ellos querían forjar un ideal más libertario. Se esperaba construir otro pensamiento de ciudad progresista. Ante las paralelas creaciones de lo cotidiano se quiere partir allí con el misterio del hogar aburrido. De hecho con un sabor de lindura son reposadas las primeras poesías; mediante la cámara subjetiva, dada entre cambios ciertamente favorables. Igualmente allí son mostradas unas atardecidas verdaderas, para la ciudad del amor, evidenciando diversas metamorfosis, tanto temporales como igual humanas. Los madrigales andan allí llenos de un reboso perfumado demostrando menos misterio a la sensualidad. Se desnudan entre paso con candencia bulliciosa un mundo invertido de sexualidad. Aquí uno por tanto empieza a reconocer el cine de bertolucci. Es un pensador más o menos bueno que gusta a los cineastas. Bertolucci no es lógicamente nada malo con su cámara creativa. Es él más bien un idealista del cine romántico con tintes de cine trágico. Se descubre su intelecto con una intimidad de preferencia arrasadora. Hay también cierto interés por las novelas romancistas. Es el tango francés del vino un reboso de hermosura roja como oscura. Pero hay que susurrar, antes que cualquier otro espanto ficcional, decir mejor con encanto, poetizar, relucir, otra obra maestra del director sagaz. Para mí su mejor metraje resulta siendo soñadores, sin ninguna duda. Tal mencionada obra del cine, fue recreada con mayor gracia fantástica, porque es para mí soñadores, un montón de figuras movibles de trabajo premeditado de una fotografía casi perfecta. Ante todo, esta otra cinta europea, ilumina una metáfora de digna llenura artística, para los espectadores.
Soñadores es además una invención de cine trasparente. No es ese arte de paradas cansonas. Por el contrario, sólo ver a los tres enamorados de lejos es como arrullarse entre los soñadores del mayo del sesenta y ocho desde luego ya inasible. Tal vez hubo por ahí unos años puramente inmaculados junto al mes de aquel mayo pasado. Otra vez entonces se evoca al mayo fuertemente reverenciado con este tipo de cine arte. Se hizo así ante el arrojo de una imparable bizarría visual. Así es que prefiero más a los soñadores que al tango. Es lógicamente una cinta organizada con el mismo poeta visual; Bernardo. Y así, el creador es un generador de estupor social. Me quedo entonces redondamente con este cine de cines para mí preferenciales. Igualmente fue Bernardo un artista de artistas quien hizo coger de las mechas a los críticos culturales de su tiempo, antes repleto de calma. Dichos escándalos se fueron gritando, apenas él sacó de su fama meticulosa, la muestra del tango sin parís, frente al pleno cine cotidiano, luego con los años todo quedó en el olvido.
Pese a todo, bajo un fondo de voces, él, fue asimismo un hombre de sueños profundos. Bernardo, fue quien quiso gritar el lamento del alma humana. El cineasta erótico nos hace reflexionar sobre nuestra sociedad más bien muda. Ver lo que quedó de uno seres perdidos y sin aliento de vida, fue lo que consiguió el tango. Fue además la protagonista la mujer la del delirio criminal. Ella como que se queda sin ningún rumbo prefijado. Vernos enseguida una ausencia de espejos sin mañanas amorosos. Así es que es bueno verse el tango de parís, pero es claro, hoy en mí agrado, me sigo quedando con el sueño fantástico de los artistas soñadores. Yo siento que allí los actores de soñadores están muy compenetrados con sus papeles protagónicos. Además esta película puntual, tuvo demasiada acogida y todavía se sigue ovacionando en el parnaso de lo fantástico.
De todos modos, hoy ni tampoco mañana, no pienso echar al cementerio del abandono, la concordante obra del tango borrosamente parisino. Más hay que decir que parís se dilata varias ocasiones. Así la imaginación inmediata trata de ser una pintura fugazmente europea. Resulta la cinta un chispazo de espacios. Allí se siente más como una rauda tragedia, tras otra tragedia de largas muertes. Ello pues así va dando varias manifestaciones en conjunto con ciertos sentimientos turbados, entre ambos amantes. Hay es variadas sugestiones mal presenciadas, vistas entre los hombres y los mujeres, durante ese tiempo de libertad sexual.
Ya mientras tanto, uno reciente la historia, sin un final estrangulador, digo, sin final de horror, sin final de desgarro, que nos deje sin respiración. Lógicamente hubo allí, sobre el final del tango, hubo una visión menguada, ante la muerte del hombre, luego todo fatalista. La muerte es serena y sin reproches de rebeldía. La muerte no es tan escandalosa. La agonía se hace lenta. Lo rompiente no se crea con gritos horripilantes. Además, adentro del cuarto nupcial, trata de hacerse soberana, el drama histórico, igual, hay una constante rutina de molestia a mi apreciación. Y ello del final del final, no consigue resolverse con furia, pues la pequeña falla del rodaje, mal premeditado, se hace desentonado. Hay finalmente uno que otro diálogo flojo, hay por ratos en donde el tiempo, se siente quieto y estático. Ello es algo mortal, aparte del teatro, procurando manifestarse de una forma exageradamente irrealista Y aunque son pocas las falencias de la creación visual, ellas se resienten luego de velarse, tardíamente a los personajes marchitos.
Ahora bien, si miro hacia el otro espejo de la noche, veo ciertamente preciosistas, los desnudos de la mujer galana. Los momentos sexuales de la mujer con el hombre se hacen con fuego. El ardor entre ambos actores se hace vital. Y la mujer la mujercita de primavera y ella con la noche francesa es bella. La desnudez es desnuda con la fémina. Aquí es ella primorosa y ella es más bien rociada de ternura. Así, tales pinturas de realidad, embellecen la silueta vivida de una magia europea. Luego se vuelve a un cine de vidrios rotos. Y eso es notable, para mi gusto discreto de hermosura dramática. Te vas así entonces veloz a ver la película en pantalla grande, mientras ya de golpe, se te viene el llanto encima contra tu cara sombría. Te miras enseguida algo babeante en deseo. Al rato andas junto a la película como un niño mimoso. De repente, se te olvidan las palomitas de maíz, que llevabas sobre tu regazo, todas las palomas blancas, que compraste en la entrada, antes de todo, lo que algún viento se llevó. Y la vida vuelve a ser distinta como un sentir de placeres entre besos y lágrimas decantadas, salidas de los hoteles franceses.
Por otra parte en la ceremonia, hay otro desvelo humano, hay sobre el tiempo del ayer, hay allí dibujado, hay allí espejado a un Marlon Brando. Para ese pasado estaba repuesto él como el portentoso protagonista de su moda francesa. Hay allí también un actor que se sabe como el artista distinguido del romance perfecto. Se mira adecuado adentro de la historia traumática. Una historia de mareo criminal. Por ratos además, se hace odiosamente rajada esta historia, entre los rencores encontrados. Luego de momento es cortado el instante con un enamorado entrometido y luego todo el sopor del ambiente es melancolía.
Ya atrás de otras puestas en imaginación, por allí y por allá, se aprecia curiosamente bamboleada, la irrupción del hombre atravesado. El protagonista, entre sus momentos de voracidad, suelta su recargada voz y luego, la estrella con sobrada altanería, hacia su novia de inocencia. Por locuras, saca su arsenal de groserías, así, su grito despacioso se resuelve ideal, adentro de un solo recinto, vacío de soberana galantería. En este mismo sentido, sólo quedan los desechos de una fiesta más bien tardía. Se descubre por obvias razones, un rigor de compromiso, para Marlon Brando; se siente por allá lejos, todo estridente el ritmo del personaje ficcional, quien se asemeja con su arte actoral. Se sienten algunos de sus viajes idos en arrogancia abrupta. Ellos van suciamente lanzados hacia la mujer. Así que se hace absoluta la descortesía del hombre algo pornográfico. Son sus solos monólogos agresivos creando interés al espectador. El deliro te atrapa, apenas se decide la persona, ingresar a ver esta película de drama pasional. De sonido y con furia, Marlon dispara sus vulgaridades. Ya aquí pues pareciera que aquí, te pusieran a comer carne cruda, bajo los fondos de una casa abandonada. De repente así se quiebran los espacios reales. Así se sufre la agonía, ida por la mitad de esta ópera prima, mientras es descargado con inclemencia, todo este poco de discursos atragantados, ellos, todos llenos de morbosidad.
Pero claro, sea bueno o sea malo, el hombre madura, significa con rebeldía, el dolor hacia la novia facinerosa, debido a su desamor resentido. Así nomás, la supuesta locura de gritar a la mujer severamente, se muestra oportuno y valioso, para este romance. En cierta medida su actitud salva la razón de su ser angustioso. Pero el problema es que el viudo se pasa con su castigo de salvajismo. Así uno puede mirar al protagonista desde lo ficcional. Además allí, son justificados ciertamente, todos los disparates del hombre, ante la agresión seguida de Jeanne, sabida durante las noches, cuando ella procuraba irse al catre, junto a su otro amante juvenil, un cineasta novato. Ella, por cierto, lo acoge entre su rosa, sin nada de faldas blancas, lo abre, sin nervios ocultos. Ya así, entre este doble filo de navaja, debido a tantas más miserias; todo se resuelve, bajo un solo rio de sangre, un solo rio rojo, esta vez un sólo rio mortal, que se abraza y se rebota, entre ambos cuerpos, mujer y hombre, ambos seres solos y ellos manchados de oscuridad desvergonzada.

Rusvelt...

DELICIAS AGRIAS

Tengo diez mandamientos.
Los primeros nueve dicen:
¡No debes aburrir!...
Billy Wilder

Desde mi crítica intelectual, para mi mente, yo veo descubierta esa película de Delicias Turcas, como un resultado de mala creación amorosa. Hay allí muy poco gusto progresista para la audiencia del cine actual. De hecho no me atrajo para nada su boceto final del cansancio. Luego de mirar yo la historia desde varias indagaciones interpretativas, ahora no elucido, ninguna razón de ser para la historia de un desamor inconcluso. Hay asimismo una cantidad de abismos sentimentales adentro de la película cansona. Parece haber un drama de amor. Pero ello resulta es ser un video erótico. Los agujeros de la improvisación son equívocamente tratados al fondo de un escenario mentiroso. No hay nada bien predispuesto por parte de los actores algo principiantes. Atrás de toda la pintura de movimiento no hay ninguna creación al arte del amor. Sólo por entre unos momentos se prende el fuego del simbolismo con la rosa mujeril. Ello es bonito y rescata unos minutos de tedio. Pero luego es visto allí un total montaje de lo absurdo. Hay un teatro sobradamente predecible. No parece verse la novela visual bien configurada debajo de las risas burlonas. No pasa casi algún hecho interesante adentro de los personajes estrambóticos del sexo desaforado. Sólo hay sexo de lujuria en sitio de grabación. La novela desinflada no hace sino quebrarse bajo una lentitud repetitiva de sensualidad falsa. Las charlas de los personajes son normales y son algo cotidianas como casi todas las charlas de un día normal. No hay terror, no hay suspenso, no hay un conflicto social, bien propuesto con el sufrimiento. El humor además se huele a un agridulce todo hastiado. No hay ningún crimen adictivo como si pasa en la obra visual de psicosis.
Mis ideas pueden herir al que haya gustado de una aparente obra maestra, igual, yo no quiero ponerme con mentiras de oscuridad. Hoy quiero decir la verdad a los amigos que me oyen silenciosamente. Hoy yo quiero abrir la mente a la gente solitaria del mundo. Para mi vida yo pienso dar luces sobre un cine de reflexión realista. Tampoco pienso darle mentas baratas al público. No espero lanzar además ninguna señal de consumismo escalofriante a la gente desconocedora del arte. Para mí el juego de irrealidad de dicho video antiguo resulta como una cinta de mala calidad. Ello es un ideal pobremente realizado atrás del final del sin juego cotidiano. La profundidad del cine ficción se pierde desde su principio hasta su final sin sorpresa. El grito del golpe fatal no existe en delicias turcas y luego no hay nada sorpresivo finalmente.
Nomás bien, como si fuera poca la cosa del no teatro, allí, no hay ningún navajazo de horror criminal. No hay ninguna cuchillada dramática que mueva al espectador de su silla de relajación. En la cinta agria todos terminan de ver las parodias y nadie ni bosteza. Las actuaciones andan todas llenas de cansancio existencial. Hay algunos momentos disueltos de monotonía con las malas conversaciones de los enamorados. Desde lo absoluto no hay un buen cine de ficción. Para mí las puestas de actuación son algo insatisfechas. De pronto por ahí se salva uno que otro paraje del arte simbólico. Eso pasa cuando hay unas esculturas que son colocadas adentro del teatro. Pero cuando es hora de ver una acción, allí, sólo se aparecen los dos enamorados de peluche. La pareja como que se siente ahogada entre una sobreactuación exagerada. La misma cámara no los deja engañados ni a ellos. De golpe la imaginación los rebota con unos planos pesimamente dibujados. Además son los propios diálogos una cosa toda decadente con sabor a indecencia. Además hay unas veces cuando la pareja de enamorados no hace sino gritar un poco de conversaciones pornográficas. Son también brutales las groserías escuchadas desde la pantalla gigante.
Se hace así sucia entonces la imagen del dolor no natural. Son luego algo decaídos los vaivenes de una vida pobremente alegórica. Se hace insípida la música del baile. Es agria la ignorancia de un ser no universal. Sólo un hombre todo hastiado del mundo mundano. Es mejor verse así nomás alguna película de Cantinflas. De hecho yo prefiero reírme con las risas del don bigotes mexicano que en vez de aguantarme a toda una maraña de embusteros. Hay unas falsedades nada artísticas. Los desnudos no se aman con la lindura fémina. Desde luego, para mí, allí no hay un real sentimiento del amor encantado. Hay una ausencia de poesía movible. Los cuadros profundos no ayudan con el desarrollo histórico del trabajo audiovisual. Y la narrativa visual se hace habitual y pesarosa.
En realidad el director, Paul Verhoeven, quiso hacer una ópera de maestría con el cine erótico. El niñito esperó buscar su pasado con un arte de sensualidad humana. Pero él por inesperada desgracia no consigue hacer magia con su alejado sueño de lo no ficcional. No importa si ganó premios en su tiempo de director fantoche. Eso se me da la misma gana de la risa. Pues para mí la obra del no arte sensible se me hace pésima. Quizá para los tiempos del ayer fue cuando fue mejor visto este largometraje de lo chistonto. De pronto se miró la película sin anteojos, igual, durante los tiempos del hoy, no hay ya nada de seducción en lo más mínimo del amor abierto. Eso se tropieza debido a la falta de complejidad artística en los actores sin muelas. Además sólo hay una montonera de imágines todas alteradas.
En cualquier caso yo me siento raro mirando a una mujer pelando los cucos a toda hora en las calles morbosas de su ciudad; saber de una mujer quien muestra sus senos a todo el mundo en las afueras urbanas, ello es algo enfermizo. Por Dios santo, tal actitud, tal arrojo sugestivo, sólo puede ser ocurrencia de una mujer ligeramente trastornada de la mente. Una mujer que desnuda el rabo a toda hora en la calle es lógicamente, tener un deseo reprimido.
Ella así, la mujer se sale del paradigma equilibrado, ella, la bonita, se sale de su sociedad circundante de armonía. Hay después allí unos conflictos con la vida opresiva. Sus ayeres son más bien delirantes. Ya si volvemos al pasado de unas novelas visuales; vemos lentamente con una mirada de alacrán, otras mejores obras de cine; hay un mayor culto al cine de historias fantasmagóricas.
Desde un inicio fantasmal, podemos empezar a estudiar; blow up, nosferatu, full metal jacket, ceguera, soñadores y el resplandor. Todas estas invenciones de lo estético, para mí, si son obras del séptimo arte. Aquí si hay un cine de ficción; aquí si hay una sensación de lo fantástico. Por lo lógico, la creación del cine, no es hacer puras puestas en escena con falta de vitalidad actoral, como mal pasa en delicias agrias. Hay en todo instante con soñadores un buen dibujo de estremecimiento, fundado sobre las visiones sensitivas. Por otra parte, las secuencias de delicias turcas, sólo dejan una leve insipidez a la audiencia. Sólo se resalta un erotismo lleno de desgana sentimental. La vida teatral se pierde por allí en el vacío de lo vano. El cansancio se navega sin un pensamiento de reflexión real del mundo. Se presiente un mundo derruido y sin su rumbo esencial. El mundo se mira ahogado y sin las luces del amor fiel. No parece haber una civilización de sentido equilibrado. Después del mayo del setenta y ocho, todo sigue para los abismos. Sólo se muestra una sociedad errabunda. El estío social se llena de aparente liberación sexual en donde realmente no hay nada resulto realmente. El beneficio de las almas enceguecidas se corroe por una ignorancia fatal. El atraso mundial se estanca sobre un injusto concepto de desorden social. Se ve muy perdido el intimismo de la mujer con la protagonista pelirroja. Todo por allí adentro se mira estático sobre una idea de civilización aparentemente estabilizada. De rescatar sólo un lindo cuadro de hermosura turca. De salvar el recuerdo cuando se sucede la pareja amándose bajo la lluvia atardecida. Ellos se sientan sobre un andén y ellos se dejan mojar con la llovizna lenta de Ámsterdam. Una charca de melancolía cayendo sobre las calles de una ciudad burlada de moral. Una calle hastiada del sexo todo promiscuo. Esa es entonces una linda metáfora de la cinta cuando los enamorados se aman bajo un cielo abierto. Del golpe de la ficción se saca una recuperación del romance poético. Entiendo así mi ideal porque el artista bohemio no hace antes, nada por recuperar su sensibilidad perdida, sobre la idea del sublime amor. Pero luego el hombre al final del final termina abajo de un mar de sinsabores decantados. La sexualidad suya se le hace una mala ópera de rutina abrupta. La vida suya es un canto del pesar suyo. Su noche es una voz mal cantada contra la propia realidad malamente olvidada. En Erik no gira casi un baile digno de belleza. Sólo se crece su arte luego del desconcierto existencial suyo. Y desde lo escaso de la rutina, apenas se reluce el arte de sus esculturas retraídas.
Ya para finalizar el relato crítico, para mí, sí se me resintió algo aburrida, la película erótica, veo resentido un desaliento fugaz. Y así luego de algún rato silencioso, me tocó salirme de la sala del cine extrañado. Había pedazos donde la actuación se ahogaba por sí sola. No me soportaba más la parodia de los actores hastiados. Por lo pronto pues así yo tuve que hacer otra mejor vida. De pronto yo tuve que irme de mí, luego así, pude rebuscar mi tranquilidad interior, abajo de otro lugar más natural, quizá verme adentro de un jardín secreto, quizá un paraje más lindo y quizá un jardín más florido, entre otras maravillas de creaciones artísticas.

Rusvelt...

EL POETA DI PASO

Anoche, estando solo y ya medio dormido,
mis sueños de otras épocas se me han aparecido.
Silva

La poesía de José Asunción Silva es un canto vivo para la nostalgia del recuerdo del campo santo. Fue Silva un soberano manantial oscuro vertido en esta inmensa ciudad de los padeceres humanos, ellos, tan desconsolados, ellos, tan decantados. El agua de la excéntrica vida suya brotó sin embargo a la par de su pluma incandescente, pero también y solamente él fue quien dejó andar una sutil esperanza de encuentros de romances, entre los verdaderos enamorados de otro tiempo embebido. Fue un tiempo perdido para esta hora decaída en el olvido artístico. Y pues ya para esta clara reminiscencia de luz revolviéndose en los ayeres cuidadosamente apropiados del poeta; había en la suavidad de su alma solitaria, nada más oscuro que los amores perdidos suyos en los otros y muchos más días, rociados de sucintos pesares al repaso de su existencia más bien modernista y ella algo decaída. Así que los mismos sufrimientos de su vida, retraídos y ocultos, adentro de su propia nobleza, fueron manifestando su hondo espejo traslucido, luego su sentir vistió la figura de su hermana muy añorada para su existencia, además, tras otros instantes de su presencia ausente, reaparecían desapercibidos, unos ojos extraños y otras miradas indiferentes, expulsadas por parte de los hombres del mundo desconocido. Eran ellos unos paseantes aciagos quienes años antes se pasaban por la elegancia del niño sabio, ellos, los otros seres de la incertidumbre, dejaban entonces atrás su silueta elevada por entre la pequeñas calles de una bogotana antigua, aún sin muchas manos féminas con que abrazar sinceramente en compañía de las sonrisas cautivadoras. Aquí luego se veía como estos raros paseantes del destino y sin las horas, lo dejaban lejanamente sin el amor cautivo, lo dejaban extraviado, ya sin saludo alguno de boca temerosa. Al rato pues los anónimos amigos de la nada se iban junto con sus rostros fantasmales, bajo la lluvia nocturna de pocas estrellas, una lluvia creada por este mismo hombre de letras alucinadas; igualmente, ellos, no le decían nada bueno, ni nada malo, pero tampoco se acercaban a hablarle a su linda voz de poeta colombiano, que tuvo desde la infancia, por tanto, no había casi cultura colombiana, ante la suave música con sus palabras de artista, un poeta que hoy será hasta siempre, bajo la media en que se transcurren las noches bajo el vago mundo de invidentes habituales.
Ya del cielo roto, aunque si fueron pasajeros estos desconciertos reincidentes; todavía se sucede realmente la indiferencia con el arte, pasa la vacilación con casi muchos hombres bondadosos. Hoy nomás hasta cuando de repente se despeja la otra cara del día, alcanzamos a ver por allí deshojados, los libros del poeta di paso, ellos, escondidos por allá en el último rincón de las librerías de vitrinas lujosas y demás casetas urbanas del desespero constante, digo eso sí desespero, porque los libreros de barba azul ya casi no se tropiezan con lectores ávidos, amantes de una época primaveral. Pero del hecho, para los lectores del ayer, hay siempre algún interés por la literatura colombiana, pero para la juventud de hoy, no veo ahora las almas inquietas, gustosas por las novelas latinoamericanas. Sucede esta tristeza del mal, más que nada entendida, por la simple creación del escrito comercial que mal se idea con las obras de unos escritores capitalistas y ellos no los esencialistas, ni tanto los existencialistas del amor entregado a la poesía, sin espera de otro sentimiento, sino el de aguardar un abrazo fraterno.
Por lo demás, veo en mi momento algunos poemarios de modernidad del viejo Silva; me sensibilizo con ellos mientras se hace la hora del café, que de repente me corresponde entre una tarde de lilas rotas y con gotas de lluvia. Miro asimismo ya las hojas de color blanco en un libro algo deshojado. Las hojas están revestidas a la vez en cuidadosas palabras y ellas reverberantes de tristezas resistidas. Descubro al otro tiempo los hermosos versos cuidadosamente forjados sobre cada lienzo de propia creación eternizada y una invención solamente dedicada a las almas muertas. Así era y fue algo así la poesía de Silva. Nosotros mostrados como unas ínfimas almas. Somos unas almas fallecidas ante toda la creación universal. Hay allí entonces inventados unos con otros cantos de sentimientos íntimamente limpios. Son los poemas trasparentes; entregados al romance celestial, más que nada, versos los restantes, son dedicados al poeta fuertemente desgraciado. Es como un lugar en donde las penas quieren mostrarse silenciosamente, junto con una vida acortada, sin mucha bondad recibida, por parte de los personajes orgullosos, ellos, los que se decían ser sus amigos hasta la muerte de mentira. Uno pues va repasando lentamente los pétalos fantásticos de su encanto sublime, hasta cuando ya se desnudan varios nocturnos, abrazados a la escritura nebulosa en estrofas del gran poeta, ellas, evocadas entre la lírica solitaria del buen amante mostrado en perdón; por lo tanto me descubro aquí, volando ya en compañía de su ensueño anhelado, inventado entre sus muchos besos de idilio, por allá donde estará el maestro de los amores, junto a su mujer, traída del mar, quien fue sólo suya, hasta el fin del mundo suyo, dado por ambos alrededor se sus propias bondades.
Algún murmullo de música inesperada, vuele mientras tanto del aposento mío, aquí donde voy leyendo, el grato nocturno de los perfumes esperados, retorna así restallante, la gracia de su arte poética, renace ella como una pájara negra y muda, luego reaparece Silva, tras un último día suyo, pálido y frio, como la noche de unas flores negras; suave y triste, como los días perlados de una primavera, mal derramada en su corazón sangrio.
Así pues, hasta cuando el cantante del silencio, se quedó solo, sufriendo la ausencia de su hermana, él, decide tomar resueltamente un revolver del cajón de su estancia, lo carga de golpe con balas de muerte y después se pega un tiro, en cierta parte del pecho, precisamente el artista se suicida, volando su corazón todo enardecido, él, acompañado de exuberante poesía, pero ella mal apreciada en un tiempo de locuras realistas.
Así pues, ante esta otra muerte, indecible de las tantas, que hay en la literatura universal; sólo queda por decir, adiós Silva, adiós poeta, luego pedir algo de perdón y pedir un poco de misericordia, ante un crimen propiamente suyo, mal ejecutado contra una existencia suya y de sobrada sensibilidad humana, finalmente sólo me queda rogar, por los otros poetas; rogar para que ellos, no se vacíen en más suicidios de rebeldía, bajo nuestra ciudad de ignorancia y bajo nuestro cielo rayado, un cielo inundado de nocturnos lacrimosos.

Rusvelt...

sábado, 27 de marzo de 2010

UN CUENTO SOBRE EL TEATRO COLOMBIANO

La libertad no consiste en hacer lo que se quiere,
sino en hacer lo que se debe.
Ramón de Campoamor

No hay peor cuento que tenga una historia mal narrada y precisamente sobre dicha falla de construcción argumental; se resiente la pobre televisión de lokombia. Así que sólo nosotros como colombianos podremos ver una realidad de sueños a través de la pantalla chica, sólo hasta cuando reluzca, la cultura social sobre todos los rincones de nuestro país aún imperfecto. De momento simplemente nos entendemos con la vida presenciada adentro de una sociedad políticamente decostruida. Vemos por aquí y por allá una nación sin formas propias de culturas más bien inidentificables. Al paso de los pocos años se viene cayendo la escasa democracia del pueblo disperso y sin sus visos de libertad. La democracia está desangrada. Enseguida vienen y se resuelven unos pensamientos de pobreza entre los habitantes de una larga soledad incomprendida. Se hacen superfluas las ideas profundas. Sucede dicho síntoma de desgracia porque el discurso de la sabiduría no viene siendo bien regado a los desconocedores del saber hablar, saber razonar y saber leer profundamente. No se esparce el conocimiento universal en los medios de comunicación. Se entretejen unos propósitos de consumismo vano. Hay por lo tanto una soberana miseria espantosa, que no cesa de ser expandida y revolcada, para toda la montonera de una chatarra materialista; que se hace inservible últimamente en nuestras ciudades reconfusas. Eso es una chatarra, una exageración desechable de cosas vanidosas; que se transforma luego con una forma insignificante, para el hombre ciego de razón, luego pues se vuelve influenciada la alienación comercial y asimismo el poder de una cultural inculta. Se crea una necesidad por adquirir muchas cosas inservibles. Aquí entonces adentro de esta casona donde nos recostamos hoy vemos que no cesamos de ser deformados sobradamente. Al mismo paso no miramos sin algún rumbo de esperanza humanitaria. De un sin rumbo hay una y otra primera filosofía satánica. Ella aún gira bajo los pensamientos de los hombres capitalistas. Tal filosofía se bambolea mientras tanto al compás de unos simples intereses de descarada acumulación monetaria. Y la hambruna sigue su pesadumbre desatada. Desde los obvio viene allí inmiscuido un ideal del renovado oscurantismo individualista. De golpe bajo nuestra gran ciudad del silencio solo anda gritando y pegándose contra las paredes una manipulación de políticas corruptas. Eso pasa por parte de los enmascarados dirigentes de la ignorancia. Ahora así nos quieren ir metiendo una y otra dictadura acomodada, ella viene disfrazada; ella, se hace muy altanera y ella es muy brutal, viene bailando junto al asunto susurrante de los repetitivos presidentes de la rifa incontestable; ellos quienes ahora no se quieren salir de su vacilante empoderamiento de insurrección forzada. Así que así son estos personajes del mal quijotesco, ellos quienes hoy no se cansan de manejar los medios informativos a su atragantado antojo. Por lo cual ahora no parece haber realidad de juicio entre los canales nacionales de la indiferencia nacional. Que desgracia por supuesto tener luego que deducir, así y ya, los muchos escándalos informativos del teje y maneje, tal y como lo diría, Héctor Sánchez, un intelectual voraz, él, quien nos muestra a cada rato del día reflexivo, las trampas que de momento se inventan, con una supuesta literatura acomodada y su chantaje descarado. Ya sobre el hecho, entre el ritmo de los tantos años, se descubre al rato de las horas, una entre otra tejidas, cortina de humo de ilusiones informativas; ellos de las cortinas son las falacias del palacio de injusticia, una injusticia, hoy, no cesando de manejar y hoy queriendo deja discurrir libremente, los tantos teatros noticiosos; utilizados adentro de los medios masivos de comunicación, tristemente hoy empoderados por la politiquería del mensaje mediático.
Así pues, ante tanto escándalo escuchado, ante tanto oportunismo resentido, ante tanta corrupción violada, se ve ya develada una colombianita, sin siquiera una presentable oferta televisiva; que tendría antes que ser bien; la televisión, una propiedad de uso colectivo, para los habitantes del país y ello una ayuda de beneficio para el pueblo del abandono, pero no ver un espejo invertido de discursos deformados, que atentan por momentos contra la vida y contra la educación de los ciudadanos pasajeros. Fuera de la indudable realidad, que nos golpea contra el rostro del atraso cultural; sería así por lo oportuno, sería ya muy necesario, formarnos otros modelos de creación artística, ellos, encargados impulsar la evolución de la televisión colombiana. Pues hoy y hay más que nunca, resentido en los canales nacionales una falta de creatividad inmensa, se adolece la imaginación en los presumidos inventores, se duerme la creatividad en los presentadores arribistas. No hay casi nada de descanso sobre un real entretenimiento social, no hay una real enseñanza de investigación, casi todo gira como un lento suspiro de recuperación deshonesta. Lastimosamente no hay ahora en lokombia una televisión para la muchedumbre marginada. Del instante sólo presenciamos una larga noche entre payasos burlescos, ellos, todos encaramados en los circos del chisme y ellos mirando haber de quien se burlan en este barrio de niños desamparados. Desde luego hoy no parece haber un hoy entre nosotros de fraternidad nacional. De momento sólo se vive hoy una repetición de ayeres sobre los ayeres en cuanto al manejo de la televisión conformista del mismo ayer; fundada sobre los tantos, sin tiempos de una historia borrosa.
Por otra parte se descubre por ahí nomás una simple transformación de papeles, dizque siendo ellos de corte legal, ellos, dizque de creación espacial. Los tantos dirigentes y demás jueces del circo, muñequean así sus manos mientras tanto; firmando luego un traspaso del modelo mixto al modelo privado del ente televisivo. Dicen ellos que esa mentira es de corte estatal. Pero al final el canal resulta ser un embuste incómodo. Luego hacen ellos lo que se les da la gana con el país y a ello ya se disgrega trágicamente, sin una programación social. No se hace del presente, casi nada notable en un pueblo oprimido; una gente, que no recibe hoy ni limosnas, durante los tiempos de nuestro otro ayer espectral. No se inventa asimismo una investigación de ideas comunitarias. Enseguida del tiempo, todo gira bajo los sin estudios culturales, sucede dicha verdad porque sólo hay todavía una televisión de negocio de propagandas estrambóticas y juegos sensacionalistas.
Ante la mala apología, se cierra obviamente este calabozo de propiedad burocrática, con una finalidad sin fin esencial. No hacer muchas creaciones de alto significado cultural, no científico, ni noticioso, parece ser la mala elección. Y así contra todo el manojo de conflictos humanos, vemos que tales políticos, se miran como una mayoría de marionetas, ellos, no se levantan de sus sillones, ni de sus camastros, para limpiar los pocos espejos de una enseñanza visual. Pero lo peor del chiste es que ellos si gustan de sacar el descaro de proponer otros canales de televisión especulativa. Eso para que sirve ahora. Tal repetición y repetición de tele novelas; no sirve sino para llenarnos la casa de ratones muertos; siempre y cuando los procesos de creación visual, sigan siendo enfocados solamente a las urbes masivas de una riqueza exagerada y el interés pobremente vanidoso. Hay por tanto, muchos problemas de visibilidad regional, entre ellos, hoy vemos sopesado un pensamiento de desinterés con los otros semejantes; ello es una idea de visibilidad decantada, una idea bien gritada por Hollman Morris, él, periodista libertador, quien para una ocasión del discurso documental suyo de contravía; venia él bien acompañado de uno y luego otro mosquetero intelectual, ellos, eran los amigos, que hoy quieren socialistas.
Ahora bien, sin más partes serias del discurso; algo fastidiado, algo tristemente, me veo de golpe, junto a mi presente hundido, me miro bajo la noche, recostado sobre el camastro de un coronel antiguo, era él antes un coronel de mil guerras, murió hace unos tres años del ayer expirado, murió y murió, pero él cayó como un valiente, pero sin la esperanza de recibir un carta por escrito. Así que de mi rato vacio lo recuerdo mientras tanto al tiempo que me voy al otro lado del dormir. Pues las novelas del hoy y los realitys faranduleros, se pasan de ser sobradamente aburridores, se pasan de ser las horas tan superfluas. Eso quiere decir que no hay novelas, no hay problemas de opinión en mi patria vacilante; la libertad se nos resulta al tiempo tan encarcelada como una camisa de fuerza.
Ya me voy así luego durmiendo, sin el canto del sueño; pero quizá algún día, pueda recuperar al canto y el canto será inventando al compás de un mejor democracia, ella, digna entre valores más equitativos, entre hechos, más limpios y más justos.
Ahora, mirando el más allá del parnaso, presiento que se pasea ante mí, un siglo sobre otro siglo transcurrido, será despertar entonces ya y de pronto, despertar el sueño de las locuras del amor hermoso. De golpe saber concebir allí unos hombres de cultura para la televisión colombiana. Pero para el triste día del hoy, resulta otra vez a la pesadilla del ayer, un ayer que nos acompaña suciamente, entre muchos hombres de nosotros colombianos. De momento nomás hay que soñar un lejano sueño hasta cuando abramos los ojos para hacer el bien universal. De hecho no hay sino un presente de conflictos espantosos para cada alma indecisa de su destino de guerras. Tales problemas recaen tal vez sobre las rupturas constitucionales. Los derechos humanos son violados, causa de las malas presidencias antiguas, absolutamente imperialistas. A cada rato los políticos, tanto del gobierno como de los medios masivos, no se cansan de pisotear a la gente, ellos, los dirigentes malamente, se lo pasan arrumando las monedas del trabajador, pero ellos sin dar nada de salud, sin ofrecer nada de empleo, sin depositar nada de arte a un tribu, harapienta, desnuda y ella llena de orfandad. Así que tras cada instante del día indecible, no hacen sino agruparse todas las multinacionales esclavizadoras; ellos son los nuevos reyes, se aman pérfidamente, ellos se acuestan con el diablo ilusionista, entre los otros pecados rotos, mientras las mentes de la ignorancia, siguen siendo manipuladas, hasta cuando se deje de vivir, adentro de una utopía vacilante, adentro de un monopolio tecnócrata; un monopolio de odio, que no cesa de recluir las audiencias sino con brutalidad enemiga; por tal razón, sin dar ya un final literario del cuento teatral; abro seguidamente mi discusión sobre un real humanismo, evocando un silogismo del escritor Hugo Ruiz; La cultura artística debe ser una realidad y una razón de intelecto universal.

Rusvelt...