jueves, 13 de mayo de 2010

EL PASCUALITO DE MI BURDEL

Quien siembra vientos
recoge tempestades.
Refran popular

El ayer de nuestra burda barbarie se tiñe solamente con el homicidio pecador del hombre ensombrecido. Las masacres así nomás se inventan día tras día junto al ritmo del dolor del sentimiento execrable. Sólo reina abajo de nuestro infierno una maldad adentro de todos los seres inhumanos. Eso pasa hoy bajo los días del desprecio del amor sensible. Los enemigos no lo pasamos todos llenos de enfermedades suciamente mentales. Así que del pasado del mundo se fueron deformando por lo pronto casi todas las torturas de lo horrendo atrás de la guerra toda violenta. Aquel ayer fue para mí entonces ese infierno alegórico de la biblia que pintaban los santos. Hace algunos días me pude ver además una película de bombas recién estalladas contra las muchas ciudades europeas. Eran unas masacres de lo más espantosas. Daban ganas de llorar en silencio. Luego tales explosiones del incendiario fuego se recaían contra la mayoría de una gente tristemente victimaria. Ya para mi extrañeza la cinta se llama Pascualino siete bellezas. De todos modos en mi caso de olvido me encantó toda aquella historia del protagonista disperso. El metraje me es además una absoluta machera de recuperación sociable. Pero sucede más mi encanto por lo algo lacrimoso de las muertes criminales. De por allí sólo se encendían los genocidios del desprecio a la vida pacífica. Luego pues se masacraban solamente a los humanos del otro dolor ajeno. Con tales muestras de la realidad se grita así nomás toda una extraordinaria perdición del hombre supuestamente moderno. Eran entretanto los presos de la guerra recién matados sin una misericordia que nunca existió con la dictadura del fascismo. Tal opresión de miseria me hace ver así entonces la degradación de la humanidad malvada. Ellos todos embarrados con los homicidios más putrefactos se sus agonías tan decadentes. Se revuelca seguidamente toda la sobrada ignorancia ante una belleza de lo universal. Luego de haber visto la cinta yo resuelvo la guerra como un real absurdismo que no tiene nada de restricciones mundiales. Lo pienso eso nomás tan fácil porque al hacer una matanza indiscriminada sólo de por allí suelta uno tras otro suicidio de puras muertes de lo mundano. Se pierde el sentido de pertenencia por los otros semejantes. Además con ello todavía se presiente el salvajismo del ser brutal que todavía mata sin pensar siquiera en saber lo digno de la vida. Luego todos los matones se ven cada vez más mal como si ellos estuvieran andando sin alma, entre la montonera de muertos; que ellos no se cansan de estrangulas tan burdamente.
Al entre tiempo, hablar sobre la dureza del homicida, ello, no revive sino nada más que una miseria de muerte contra otra miseria de muerte mundial. Eso de la miseria se da asimismo contra los asesinos equivocados. Ellos después resultan siendo matados de otra forma macabra tal y como ellos mataron muy regularmente su rebeldía. Dichas masacres del mal son representadas además atrás de la invención del Pascualino siete bellecitas. Y así tan ciertamente hay algunos hechos de terror entre las guerras y eso no sucede sino por la falta de la moral entre nuestro inframundo todo sombrío. Somos igualmente unas y otras razas con una sola vergüenza algo universal. Parece la gente sobradamente vacía de la sabiduría esencial. Pero lo peor de todo es que hay todavía una mayoría de muchedumbre yéndose de golpe hacia los abismos de la ignorancia. Sólo hay una oscuridad en los corazones negros de ellos. Al día del hoy pues sólo se sigue engendrando una tronca resolución de matar por matar, la otra vida del hombre. No hay tampoco resuelto casi ningún misionero de la liberación de la paz. Todo por aquí es una mentira tras otra fantasía en donde el fondo de la sociedad sólo procura un beneficia de sentimientos individuales y recién satisfechos. Tampoco por ahora no se viene ningún luchador honorable quien vaya procurando inventar una ciudad de mayores respiros tolerantes. Son ahora muy pocos los santos del intelecto y de la moral espiritual; por eso todavía ardemos en la llamas de una batalla, sin el aparente final de lo digno para las razas de la sin esperanza global.
Ahora nomás por aquí se sucede todo lo contrario de la razón más bien bondadosa. Hay contra lo bajo de una lucha brutal, sólo de golpe resistiendo el renacimiento de las muertes todas abruptas. De pronto luego la sociedad desordenada no hace sino sacar un pocotón de engendros llenos de maleficios. Y así son los seres malhechores quienes van yéndose siempre contra la paz mundial. Pero de su mayor ideal es el sistema de los políticos el que retrae al pueblo del olvido. De tristeza tras desgracia sólo se desboca ya un malestar de la pesadilla más viva del infierno. Hay entretanto una mayoría de tribus de pandillas que se lo pasan muriendo y matando bajo las sombras del brutalismo. Eso pasa por la falta de educación que no se imparte en las ciudades más atrasadas. Pero no son sólo los soldados de la pobreza los que sufren su propia derrota del crimen. Obviamente son además los reyes del dinero. Lógicamente son además los dirigentes de la guerra. Ellos también sufren su matanza intelectual de la derrota humanista. En todo caso así somos todos nosotros los responsables del crimen mundial ciertamente. Algunos niños son culpables de forma directa y otros niños son culpables de una forma algo indirecta. Pero son los perros manejadores de los soldados, ellos son los mayores responsables de la guerra furiosa. Desde luego es toda la ambición personal la cosa que hace asesino al apoderado. Esa locura es lo que hace matar gente inocente. Y mientras tanto hay unos mendigos que no dejan de ser matados. Y luego ellos muriendo otra vez abajo de incomprensión toda desordena. Por lo tanto aquí sólo se grita la horripilancia de una gente horripilante. Luego no resurge ningún ideal filosófico entre los seres indiferentes de la filosofía. Así que al día de hoy, no hace sino estancarse la evolución del espíritu mundano. Todo aquí es estaciona entre los vicios de la locura material. Todos y cada uno de nosotros, activistas del mundo, mientras tanto ni siquiera, decidimos ser una sociedad reaccionaria, que ayude al cambio del rumbo social. Menos mal que con la cinta de pascualino empiezan a salir algunas luces de reflexión mundial.
Sólo entonces así, tras el íntimo suceder de los días, hoy no me da pena decir de que la película, Pascualino siete bellezas, fue para mí una de esas mejores historias que yo haya podido verme dolorosamente entre las horas rotas. Hasta el ayer de mi vida me lo pasaba junto a unos instantes de arte y de amor a la literatura nomás. Era ver antes mi destino algo distraído del pasado enfermizo contra el mundo puercamente violento. Pero luego de mirar, al Pascualito de mi burdel, hay de golpe pegándome en mí una reflexión de moralidad contra mis ojos pacifistas. Ante ello resurge luego para mí otra vida no tan vacilante contra la muerte abominable del ser brutal. Ya una vez pasa la segunda guerra mundial sólo aquí se reluce la cara desvergonzada de los seres maléficos. Se siente toda cansada la equivocación del odio humano. Eran las muertes alemanas un aborto contra toda la sociedad del orden mundial. Las victimas de la inocencia se morían enseguida sin nada entre sus manos embarradas en muerte. Ante todo lo del ayer pues por una lógica de razón recomiendo ver la ensuciada historia de Pascualino. Lo digo porque mirar su vida es repudiar una guerra toda despótica. Lo pienso porque ver su calabozo es sentir todos los homicidios de la barbarie. Era esa la realidad que se paseaba a diario durante la dictadura del fascismo. Y la película de Pascualino es ante todo un grito de objeción contra la inmundicia de los militares nazis.
Ahora bien, si ingreso por otra puerta, yo concluyo hoy, una historia de pascualino con una sobrada indiferencia espiritual. Para su mundo se divertían los odios del robo y de la patraña. Tales espejos de un crimen suyo lo metieron solamente adentro de todo un recuerdo de gritos fatalistas. Pero pese a todo el drama de Pascualino me desprende en pedazos la carne de mi cuerpo físico. Y tal desgarro se sucede cuando él se sabe en los campos de la matanza alemana. Dicha desdicha suya me atrae desde luego un sabor a lamentos de compasión contra las víctimas. De hecho que más condena que ese abismo de Pascualino al momento cuando él tuvo que acostarse con la gorda toda militar. Para tal arrebato angustioso ya sólo digo que se tiene que ser muy berraco en la vida. Ya sobre lo absoluto pues el protagonista tuvo que revolcarse con esa catana de lo más puerca. Además al hombrecito pinto también le tocó ser humillado entre la intimidad para luego poder salir vivo contra toda esa manada de ratas negras. Sucede así entonces una melancolía porque al día de hoy todavía no se lucha por nada real entre los países que no son realmente hermanos. Pero lo peor del caso es que hoy se mata por unas cosas de vergüenza materialista entre los mismos hombres. Sólo se presiente nomás así la muerte miedosamente reventada contra la gente inocente de política. Luego se grita el interés individual contra otro poder más individual; por tal hecho, si miramos ahora, abajo de un trasfondo social, hay todavía hoy una sociedad de perdición, pero ella, sin saber llevar el rumbo de la paz del amor, entre todos los seres del mundo.
Luego por lo bueno de la novela de cine; yo me veo el drama otra vez y enseguida pues se me dan unas ganas de escribir algún relato con solos gritos de la libertad. Tratar de criticar la decadencia de los alemanes desprevenidos. Ver como todos ellos andan tan vacios del sentimiento ajeno a ellos. Saber como se pudrieron sus ideales entre el aroma del crimen de ellos contra la gente inocente. Pareciera además que su raza sólo estuviera matando con la enfermedad mental que ellos no se quisieren quitar tercamente. Hay entretanto el descaro del personaje casualmente urbano. Tal protagonista va saliendo de la ciudad napolitana. Eso de la pobre maldad también se paseaba por entre la ciudad de una desdicha italiana. Pascualino vive allí bajo los días abajo de la ricura entre las putas italianas. Era él un perro del barrio. Fue él además un abusador de nenas hermosas. Por eso Pascualino sufre después su miseria de calabozo enceguecido a causa de sus tan exageradas rebeldías. Sucede así de simplona su pesadilla existencial. De hecho él hubo de ser atrapado por un asesinato que cometió contra un ladrón de prostitutas. Luego su sin destino tuvo que ser atrapado por un grupo de policías todos justicieros del orden algo social. Ya tras los otros ratos del crimen la policía descubrió su aparente desorden de lo mundano. Así que ahí si se soltó su vació de guerra entre sus noches violadas de muerte.
Ahora bien, si hablo sobre las otras cosas del metraje, sólo digo nomás de que hay una historia toda guerrera recién empezando con un ideal de documental. De golpe se van pasando sucesivos recuerdos de los ejércitos nazistas. Las ilustraciones se expresan entretanto con la dictadura de la segunda guerra mundial. Al rato del después ya se pinta una ciudad puramente italiana y antecesora a una segunda guerra mundial. Ya durante el decurso de dicho orden histórico se va recreando un drama de convulsiones políticas. Lentamente el lector visual va deshilando un sistema italiano con ciertos desórdenes sociales. Por allí seguidamente se desnuda la vida nocturna de los burdeles. Además se muestra el espejo de los barrios marginados socialmente. Pero luego se gira todo contra una noche toda muerta. De pronto se inicia la matanza alamana adentro del territorio de la italia nazista al tiempo que se retrata por allí el hábito diario del protagonista adentro de su ciudad napolitana. Desde el ayer suyo pascaulino viene siendo mostrado como un galán que gusta de conquistar a las mujeres atractivas. Así que desde la juventud suya él ya se presiente todo un hombre rodeado de sexo con las mujeres hermosas de su ciudad italiana. Fuera de tal realidad suya ya sus años de madurez se saben bien acompañados al lado de unas amantes del cabaret. Por otra parte el vive con sus hermanas de las siete bellezas. Mientras tanto ya bajo los nocturnos de los burdeles él se pasea de lo lindo entre unas amistades algo traidoras. Por lo tanto su vida llevada sin escrúpulo lo vuelca enseguida hacia un vació de sobrada locura. Fue así entonces tan mal de dibujada la presencia de pascualino bajo un inframundo de sexualidad toda descontrolada; pero para mí, su apariencia de buenmozo, fue un estimulo por querer conquistar a casi todas las chicas linda; que cruzaba por entre las calles del camino de su perdición.
Ya más hacia allá de los sueños, hay volando por allí y hay soplando por allá, una realidad sin imaginación para el protagonista quien no amaba un romance serio con la mujer del amor devoto. El hombre era un gallo pinto de lo más varonil. Per todos los pedazos de sus acciones iban andaban andando sin ningún arrojo de lo preciosista. Se perdía la esencia del amor íntimo. Además por tal indiferencia de poesía yo veo luego como se disloca la madurez de su existencia. Y dicha caída de vida se representa por el accidente que tuvo con el rufián malévolo. Ahora pues la cinta de pascualito me retrata junto con los recuerdos su sociedad europea y ella algo suya. Era ver su ciudad algo absolutamente descarada del amor poético. Desde su pasado de hombre se gritaba era la infidelidad repetitiva. El mundo italiano de dicha época se distrae entonces bajo los suburbios de un real abandono. Tal indiferencia sucede por parte de unos hombres enfermos de riqueza material. Además sólo había un afán por vivir un poco de pasiones locas. Pero esas experiencias insensata no sirvieron casi de ningún beneficio ciudadano. Ahora entonces yo miro en siete bellezas una película con un trasfondo de pobreza italiana. Los muchos lugares de la miseria de las clases obreras son identificados muy oportunamente junto al hábito de un pascualino putañero. Era su ayer una locura de ir a putiar a cualquier hora desprevenida del rencor furioso. Hubo luego allá adentro del ayer una larga metáfora sobre la melancolía de la ciudad italiana. Por lo tanto hay que ir a ver la película varias veces entre la ficción del gusto por el cine social. Luego disfrutar nomás y algo tristemente un aire de putas penumbrosas y adelante del tiempo hay que sufrir ya la segunda guerra mundial tras cada tiro de gracia que sentía contra los inocentes presos. Así que para mí pascualino viene siendo obviamente para mí un clásico del séptimo arte. Además Pascualino resulta ser otra vez un clásico del cine más bien mundial y algo humanitario. Ante la dicha razón, sobre el arte social, pues sólo de golpe se recupera la reflexión para la humanidad; tomar algo de conciencia frente a una sociedad, olvidada del orden igualitario, luego pues inventar otra vida con metamorfosis solamente lindas y más sutiles en aromas vivos y no muertos.

Rusvelt...

martes, 4 de mayo de 2010

SIN HUMANIDAD Y SÓLO INFECCIÓN MUNDIAL

De pronto, el hombre, se hizo un ser carroñero
y él enseguida, quiso comerse toda su basura;
una basura, mal salida de su mente turbada.
Veltiskin

Durante la noche de mi otra noche presente ya no juego adentro el jardín del niño mundano, él, aún un ser contagioso y él aún algo descarado de su incultura. Obviamente hoy ya no hay casi ninguna fauna natural que se parezca a una mera tranquilidad habitual. Toda la lindura de los animales son devorados ahora por los seres humanos y ellos los matan con sus máquinas todas ruidosas. Las aves se mueren entonces de asfixia y las poquitas garzas que consiguen sobrevivir, sólo se van del hábitat de la vida hermosa. Ellas viajan luego hacia lo que poco queda del amazonas. Pero ellas también mueren allí ante una que otra pantera negra y de lo más feroz. Hoy en día pues la infección es demasiada y es el mamífero de dos patas quien daña lo poco que queda de los bosques y de los ríos vivos de música. Así todo lo bueno del medio ambiente lo dañamos toscamente imponiendo unas supuestas tecnologías de desarrollo no tan mundial. Matan hoy a las ardillas, los jóvenes descarados, con sus caucheras de medio tiro. Pero ellos tan niños y ellos sin una educación real. Luego la gente hace comida de perro con las chanditas que se pasean por las calles de las plazas de mercado. Los indigentes entretanto se comen hasta las hojas de los árboles de primavera y ellos luego hasta se tragan la basura, que dejan los vecinos de las casonas lujosas. Que pecado es verlos a ellos comiendo esos desechos que nosotros arrojamos distraídamente.
En todo caso hay una infección tan grande que hasta estamos dañando nuestra capa de ozono del planeta nuestro, no tan azul y si tan gris. Nos quedamos así nomás nosotros sin aire y hoy ni siquiera no ponemos a pensar en un mañana mejor. La suciedad es gigante y ella nos ahoga y nos contagia porque somos casi todos nosotros unos seres sucios, quienes inventamos a esa suciedad. Mira que el ser humano es todavía muy cochino y muy despreocupado, sobre lo que pasa para el otro mañana más negro que el ayer. Así que ahora tenemos que fraternizarnos más con la naturaleza mágica. Debemos querernos más entre todos los seres vivos del mundo y luego pensar pronto en una metamorfosis de vida más humana. Pero como todavía eso de lo lindo, todavía no pasa, yo así mejor me quedo en silencio con la escritura de las ideas sublimes. Y por esa razón yo no voy a bailar entre los árboles del bosque de los niños necios. Ni siquiera yo me asomo a las orillas de los lagos tan fangosos. Sólo veo a unos muchachitos todos arrugados fumando marihuana. Luego el pelado más viejo se pone dizque a meter kokaina y heroína para él dárselas de ser un hombre, pero de lo maduro. Eso no tiene ninguna gracia esencial. En mi caso yo sólo los veo a ellos por ahí desde la ventana de mi casa y de golpe ya me da miedo ingresar al jardín de los huérfanos. De pronto se pasea por allí un amigo bravucón de lo ajeno y me secuestra y enseguida me mata. Al sin final entonces termino siendo una comida más para algún indigente hambriento de por allí del bosque del abandono mundial.
De hecho yo ya ni camino lógicamente por ese sendero de la floresta del otoño con mi novia. Ella tiene una cara de dulzura y de pronto ella se empuerca toda fea si salimos a la calle delirada. Además si soy tan de malas que tal vez viene algún lobo todo vicioso y se me la roba con besos babosos. Ante esta ausencia pues yo que hago. Ponerme a llorarla no sería lo justo que me resuelva el problema. Además eso no arreglaría nada de lo mala y mis pataletas no me la traerían, ni sana, ni salva, ni alegre. Mejor entonces no nos paseamos por entre toda la basura del jardín con un poco de ardillas muertas.
Igual, antes ella y yo, éramos unos enamorados de sin tiempo rutinario. Fuera de eso había tiempo atrás, otros enamorados de turno, mirándose bajo las noches violáceas. Los unos se sentaban en los troncos y los otros se recostaban en los prados de primavera. Cada pareja se dejaba arrastrar con los arrullos de los cantos de los pájaros rojos y pintos. Pero ahora no hay sino mucha soledad, adentro de las ruinas nocturnas de la ciudad paranoica. Sólo se siente un ambiente de guerra y sólo se huele un sabor a putrefacción pesarosa. Luego se pasa por allí uno que otro ladrón quita cadenas de los más risueños. Entre esta veleidad pues ya ni los niños juegan a ser niños. Hoy desde que ellos son niños les toca jugar a ser adultos y ellos se ponen nomás que a recoger la porquería de la otra gente despreocupada del mundo. Y así unos niños dan pica y pala con el sudor de la frente y hay otras niñas que dan hasta su intimidad por unas cuantas monedas de pan y queso. Que mierda es esta mierda en la que todos nos revolcamos descaradamente. Al parecer cada ser de vida va muriéndose en la pereza de su deshora muerta.
Ahora miro por el balcón y desde lo alto casino no veo, ni animales, ni ríos llenos de una limpieza cristalina. Tal vez había más agua trasparente tras el ayer. Tal vez había más aire puro tras el pasado perdido. Hoy sólo hay desechos, bolsas plásticas, llantas rotas, niños abortados y otro pocotón de cosas tóxicas. De hecho hay otro espejo invertido. Aquí los adultos se vuelven niños y muchos de los suyos se ponen a meter bazuco y otro se siente a beber cerveza, sin nada de miradas amorosas, por hacer un mejor día de armonía. Así que cada uno metido en su porro de perico o en su porro de consumismo desbocado. A tal final del rio pues la esperanza se pierde y se aleja de cada rincón de calles olvidadas. Del mismo tiempo se desaparecen las muchas ideas imaginarias por el afán al dinero. No ven que dizque casi no hay tiempo para pensar porque hay que ir dizque al puesto del empleo encarcelador. La gente a su rato vive de lo más acomodada y ellos sólo procurando su beneficio del instante envolvente. Cada criatura ambiciosa de su conveniencia del estrato social y esa apariencia de espanto de que sirve si se es arrogante, hasta con la familia del amor querido.
Al otro lado de los tribunales; pues se sientan los políticos a tirarse vientos tan distraídamente y ya queda listo el sueldo del mes efímero. Eso quiere decir que las políticas andan distantes del pueblo naufragado. Teatros de presidencias que realmente no existen. No se lucha aquí en mi ciudad por construir un estado de progreso con resultados visibles. Todos prometen y prometen castillos en el aire y luego todo se esfuma como el espejismo de un mago todo lleno de trucos baratos. Sólo entonces se siente de que en lokombia no hay sino un circo de payasos quienes ellos, no para de hacer sus puras fiestas de marranos. Aquí y allá reina el facilismo y el aburrimiento que muchos sapos, que quieren seguir de mantenidos tan tragonamente. Pero nada de que brilla el sentido de pertenencia como unos seres humanos de ayuda, entre unos y otros amigos de creación grupal. Al contrario veo que por aquí lo que se retuerce es el egoísmo y la altanería del medio pelo canoso. Por lo obvio de lo obvio se resuelve en este jardín de marranos, una cochera de lo más destejida. No hay aquí nada de ningún juego esencial de vida ordenada, ni hay una vida respetuosa de humanismo. Al rato del rato, pues se pierde el respeto por las reglas del desorden sardónico, un desorden, que se impone muy ventajosamente por las políticas ventajosas. Sólo manda la patraña y el dueño del billete que de a poco se vuelve inútil. Por ese atraso del hoy hay hoy tanta toxicidad nacional y mundial. Tristemente, aquí y allí, no cesa de verse la prostitución, luego se aparece, una pornografía destapada, ella, toda hiriente y agresiva. Que lástima decirlo, pero sólo entonces, tales acciones y verdades, no hacen sino ofender, al hombre y a la mujer de la seriedad familiar. Eso corta la sensibilidad de alma de un solo tajo espantoso. Y por eso es que por eso se vine toda una avalancha de pudrición sobre la humanidad tan palidecida. Por eso hay enfermedad abajo de una aldea de globalización enfermiza. Nosotros somos asimismo unos partícipes violadores del descontrol ciudadano. No se reflexiona sobre la jornada del trabajo humanitario. Nos olvidamos de la vida ajena y ella ida al derrumbe de la otra muerte espantosa. Somos unos seres descarados y somos unos seres dañinos con las cosas dañinas de la mente dispersa. La gente quiere hacer nomás sus bravatillas de regalada gana. Pero del compromiso ciudadano nos olvidamos hasta al día del día cuando se mueren nuestros seres queridos. Y eso si es la tapa de la olla de la indiferencia brutal. El respeto del hogar se nos disuelve como una nieve a pleno sol de mediodía. Hay inventos y hay internet. Hay cosas sintéticas y hay robots. Pero hoy se nos olvida el sentimiento de humanidad; pero hoy no hay amor al mundo de la bondad. Entre tanto, bajo toda la mayoría de perdición del mundo, eso que decimos llamar ciencia política y humana, no es sino una mala película gringa, pero lo peor del caso, siempre presenciado la gente, una mala historia de Rambo.
Que desgracia entonces y que desgracia no ficcional, lo que sufre nuestra gente menos favorecida. Además veo que los políticos gritan voces de lucha por un orden social. Pero luego no hay sino más locura y luego no hay sino más libertinaje de escándalo nuclear. Mientras tanto, se sabe de muchos presidentes, gobernadores, alcaldes, entre otros políticos, ellos, luchando por subir al gobierno y enseguida casi muchos de ellos, suben al estrado arrogante y una vez allá, ellos, se enamoran del despoder monetario y de la corrupción amigisita. La fantasía por el dinero y la ambición por las tierras, los enloquece fatalmente, que al final de la ronda, terminan es dando vergüenza. Por eso a la noche de la noche de hoy, no vemos ni sentimos un mundo nada natural. Ni se siente el buen ambiente de la brisa yendo y viniendo sobre los ríos de un agua, agua que era ayer, tan cenicienta y tan traslúcida como las lágrimas del alma. Mi ciudad del desamor entretanto mi aldea fusilada ahora se mueve como una montonera de chatarra y otro montón de desperdicios mal olientes. Contra ello se suelta desde luego una furia de guerra desbocada. Una guerra como una crisis ante tanta contaminación industrial. Una guerra como un grito de libertad contra tanto despotismo humillante. Luego pues restalla una revolución social de ideales más dignatarios. Ya de golpe se suelta aquí una iracunda tronera de bombas contra la opresión de los enfermos del capital materialista. Fuera de dicho ideal se hace asimismo una reiterada petición, contra la propaganda estrambótica. La propaganda de la mentira facilona. El comercio del interés banal es constante. Pero el problema es que el pueblo no se da cuenta de que todo el pueblo debería ser un inmenso movimiento de liberación social. Todos nosotros debemos ser un movimiento de revolución con fundamentos de ideales humanistas. Tal fuerza de poder será la mejor obertura de solución, frente a la odiosa barbarie del despotismo inconcluso. De hecho el consumo nos corroe el estimulo del delirio individual por entre estos día de barbaridad. Casi todos los hambrientos nos volvemos amañados al hábito de comer una pura chatarra de lo superficial. Ese vicio lo hacemos a casi todas las horas del día. Siento así pues que la ignorancia se grita aquí sobre todos los abismos de una esquizofrenia golpeadora. Y más pasa con el hombre racional, él, vive ahora metido en su paquete chileno del mandato suicida. El suicidio lento nos ahoga lentamente con los vicios y con el descaro del mundanismo. Esas son las ruinas de nuestra noche perdida. Mientras tanto yo veo que mi jardín ya no es un jardín florido, sino solamente es mi jardín ahora, una montaña de puro hedor pestilente. Y sólo por ahí uno que otro arbolito, sin muchas hojas verdes, pero el arbolito, luego dando su algo de frescura a los desechables del sin rumbo de sus muertes y así ellos muriendo sin techo, sin comida, sin alegría, ellos, los indigentes del abandono agónico, muriendo sin vida. Al sin final, sólo entonces, nada de constructos libertarios, entre los hombres, todavía no humanistas; luego entonces, se recae así y allí, una noche desperdiciada sobre otra noche desperdiciada y ya nada de humanidad y ya todos sin paz mundial.

Rusvelt...

domingo, 2 de mayo de 2010

VIVIR SU PESADILLA

Simple y sencillo;
la vida mundana es ese grito
fatal del hombre y la mujer.
Veltiskin

Casi siempre cuando despierto yo veo una pesadilla de días sin cielos y de días sin soles brillantes. Un segundo después presiento otra pesadilla girando bajo toda la sombra de un crepúsculo tardío. Y nada de esperanza en un mundo de horror tan invariable. Mejor sería decir vivir la muerte en una ciudad de puras muertes horrendas. De hecho ahora casi todos nosotros no somos más que unos hombres y unas mujeres de muecas tristemente deformadas. Esa maldad del ser se nos sale por entre la cara de la furia retrayente. El rumbo de los jóvenes ciertamente se quiere vivir sin un rumbo honesto. Por el contrato el camino del andar se hace algo funesto. Así nomás así con este riego de voces inocentes voy prendiendo de una buena vez mi otra ocasión de crítica sobre el cine de una distancia sin una humanidad reflexiva. Yo evoco así pues un sin poema de sobradas hojas negras. El verso es un largo grito de nocturnos bajo las nubes de unas hojas llenas de sangre escarlata. El crimen de una mujer indigna como la muerte de una puerca bastarda parece ser lo cierto ante su propio desorden psicológico. Todo se mueve así adentro así adentro de su alma tan arremolinada entre sus hojarascas naufragantes. Me presiento entonces yo algo furioso por la causa de esa mujer imperfecta. Sólo ella estando con un existir de alejamiento fantástico. De hecho yo acabo de terminar de ver el metraje europeo de vivir su vida. Pero para mí lástima del ser los ahogamientos no me son nada fatales con esta mujer distante de su propio sin destino amoroso.
Luego entonces la ficción de nana se vuela rodando entre una desgana de entre las manos de los artistas visuales. En mi cado yo me quedé dormido un poquito. Me soñé con una ciudad mejor pero de lo sabrosa mientras se paseaba el teatro de las sensaciones pesarosas mujeriles. Eso sentir dicha trama antagónica me botaba al abismo de unos gritos torpemente delirantes. Mi tacto percibía como la atmósfera de ese mundo francés se reventaba fugazmente como si fuera una bomba de guerra. De repente así toda la presencia del instante se me devolvía como si yo estuviera adentro de una colada de cosas pegajosas. Era como saber una sensación de estarme mojando adentro de una humanidad ardiente de sexualidad fantasmagórica. Sólo entonces fue mejor echarme un sueñito de una calma tan tranquila que nos deja, luego, una cargada vida de cansancio existencial. Cada ser se cansa a cada rato ante la tanta degradación tóxica del ser humano. Ese similar cansancio pasa así pues con la cinta de vivir su vida. De repente nos llega de vez en cuando la crisis psicológica; toda estranguladora de muerte.
Grito así luego tan simplemente unos días de noches sobrepasadas por sobre mis ojos de rebasada quietud incomprendida. Me miro en un espejo ensuciado y enseguida me quedo como una duermevela abajo del cuarto sombrío donde yo trato de desnudar algunas de las películas más clásicas. Pero ahora sólo presiento una sola pesadilla de espectros junto con la actriz de la nana burlada. Igualmente ella se mira alejada de una vibración que atrapa los besos bellos del cine. De pronto un día me pongo a ver algo de ciencia ficción cinematográfica y eso me atrae más que la modorra de vivir su vida. Pero en mi casó sé ahora una esencia de terquedad con la nana protagonista del filme. Al verla a ella como actriz no se recrea casi ningún lugar del cine clásico. Su mirada de mujer no pasa de ser alejada y ella algo perdida de su vacua utopía incongruente. Entre otras actuaciones la soledad de dicha mujer no cesa de ser suicidada lentamente adentro de un remolino descaradamente suyo. Se saborean además unos sabores grises de melancolía tan teñida con las lágrimas de una cinta; tanto oscura como blanca. Luego la prostitución de esa mujer se va gritando contra un charco de espantos diabólicos. Así que fue vivir una pesadilla. Eso se mata así nana lentamente contra la terquedad de unos disparos sentimentales profundamente suyos. Toda su furia de momento se suelta contra los hombres del tropiezo rutinario. Nana quiere entretanto ser una mujer libertina. Pero ella no pude ser profundamente libre. Sus acciones del ayer la atrapan con la insania. De la otra razón suele resolverse una sola indiferencia de mujer; que se olvida como una mujer de amor.
Sobre lo otra cara desfigurada, hay ya otro ideal, más idealista del cine; eso fue la historia íntima de nana. Unos de nana muy mal andados por ella contra su gritada desgracia de hedor penumbroso. La mujer quiere ser entonces una mujer descarada contra la vida que ella escoge equivocadamente. Allí entonces se ve que los días suyos se cayeron bajamente bajo un abismo de nada subliminal. Sus sueños luego se perdieron ahogados en un sin mañana de primavera oscurecida. No resulta nada rebosante de agua viva bajo su oscuridad. Por el contrario su tendencia fémina se vuelve trastornada. De su intimidad renace puramente otra mujer más otra mujer fregada de miseria. Ella no deja de pelearse con los hombrecitos de su turno fustigante. Fue luego entonces nana quien procuró una desgarradora muerte criminal. Al final del final se presiente recortada toda su existencia de la no existencia trasformadora. De hecho ella termina muriendo detrás de los disparos mortales de algún hombrecito de mala calaña. Y eso que antes del final yo ya presentía una muerte contra la mujercita de una risa alocada. Fuera de esa cosa de burla se sabe un desprecio femenino al fondo de ella. Por momentos la mujer se sabe tan restregada como si su rostro fuera el de una vampira mirando al cielo derramado de sol picante. Entonces toda su cara se chamusca como una infección putrefacta. Eso pasa así con el destino de esa mujer tan recién prostituida. Sus noches se alejan bajo su hedor de cañerías infieles del orgullo. Contra esa niña de nadas perdidas pues ni las pelotas de ningún marrano se le arriman a darle un afecto cautivo. Entre tanto lo único del querer ser de ella suele ser una actriz famosa. Así que de lo más horrendo de su alma va saliendo una mujer dando pelea contra una humanidad algo suya. Ya más luego se aparece, sobre toda ella, una lluvia de vidrios crepusculares y ellos van cayendo sobre el vacio del ambiente y luego todos esos pedazos traslucidos, fueron cortando toda su cara de suciedad parisina.
Hay ahora entonces una cosa que se rehúye contra todo lo digno del arte habitual sobre vivir su pesadilla. Sucede que para mí el ritmo del drama de nana debió ser distinto. La velocidad seguidora de los sentidos debe ser muy acogedora. Se tienen que inventar algunos movimientos arrasadores tras cada acto culminante de la agonía de una prostituta. Esa vida ficcional te tiene que atrapar fuertemente de rato tras rato de sangre chorreante. Pero allí pasa todo es al revés como sin la narración visual no tuviera ninguna fuerza relatante. No hubo allí entonces ninguna rapidez cinematográfica. No se presintió ninguna dinámica nada fragmentada junto con esa sin magia de los actores mal comprometidos. No se dibuja tampoco ningún interés para hacer alguna pulsión matadora. Esa idea de no terror desde luego rompe con cualquier esquema inesperado. Así pues que ya no se pudo inventar allí, casi ninguna sorpresa de fatalismo.
Mientras tanto yo puedo apreciar un caído sentimiento de desencanto dramatúrgico. La agonía allí se ahoga sin nada de agonía. Esa quietud apaga el gusto por ver un juego de virtualidades distintas. Allí se pierde la realidad virtual que no me agarra sin ningún previo aviso de lo palpitante. No me asustan no por ningún momento atrapador. Ya fuera de esa idea quieta; veo otro ideal y es que esta comunicación visual de godard, parece disolver una fantasía de cine, sin nada espejos rajados.
Luego lo que yo veo viene siendo un derrumbe de puras tragicomedias picarescas. Así que mi realidad maravillosa de pronto resuelve ser una comedia toda llena de malos aplausos humanitarios. No se aparece además ningún ingenio asustador. Esa debilidad rebaja además el costo de una boleta pesimamente comprada. Así que todos los dueños del teatro no tienen nada de derecho de echar a la gente. Ellos tienen que remunerar la bromita del tal godard; mejor que pongan una mitología y ella más presentable.
Ahora bien, si miro otras visiones asombrosas, hay aquí, una creación del poquito cine lentísimo, hecho por el chistoso de godard. El inventor parece ser algo bufoncito y parece que él mantiene todo cargado de carajadas exageradas. De por ratos el metraje de tedio vuelve siendo una ofensa sobrepasada. Al parecer nuestro director no hace sino lanzarme tomates rojos en la cara. Lo hace por la invención suya de contranovela. No se preocupa por lo ficcional y tampoco por lo realista. Tal vez allí faltó una posibilidad de chillidos bien recurrentes y asustadores. De pronto así, si se hubiera hecho una ideología tenebrosa, ello, despertaría una mayor atención sugestiva, ello, originaria además un mejor gusto de audiencia, sobre este género de argumental, casi no ficcional.
Desde luego, si ahora miramos un día sobre otro día, hastiado de hastío, sólo hoy me digo un verso distinto de tristeza y enseguida procuro un poco de alegría. Una mujer desnuda junto a su belleza nocturna. Mientras tanto yo solamente me voy hoy atrás de la fascinación de la ciencia ficción. De hecho yo no quiero ver ya ninguna otra película con ambientes ajenos a mi presencia del instante. Esa construcción cansa al ser ávido de acción y de juegos laberínticos. De mi parte ayer yo pude terminar de ver esa lentísima historia del director godard. Pero para mí la sin gracia de haber llegada al final de su pesadilla siniestra, eso fue algo así como un milagro invertido, ayer, mirando toda una presencia al revés. Luego veía a toda una humanidad evocando esa canción de la paz mundial que tanto deseamos. Me sucede entonces dar mi criterio de aburrimiento sobre algunos de los capítulos mal construidos por nana y su resto de amigos actorales. Se pasea sólo allí una vida no dramática entre los paseantes de las calles desoladas. No hay casi ninguna angustia fatal sino hasta el final algo desinteresado. Además hay una mujer engendrando una mala actuación de pura novatilla. Sus puestas en acción no se iluminan en lo más mínimo de la gracia. Desganosamente ella parece ser una prostituta parisina. La mujer realmente parece estar afuera de la ficción suya. Desde luego la fotografía es fenomenal de momento cuando se pintan las calles disidentes. Eso rescata una que otra mirada de algunos rincones más bien europeos; pero si ahora, yo señalo, la construcción histórica del filme, por lo pronto, elle define, una creación de desinterés individual.
En todo caso yo presiento una rutina de vida hundida abajo de un sopor cotidiano arrastrándose bajo la sociedad francesa. Pues se aparecen allí algunos artistas de francia sufriendo el absurdismo de una ciudad algo infecciosa. No hay sino decadencia en cada cloaca callejera. Toda la locura de un contra arte se hace asimismo presente con la primera escena contradictoria de vivir una locura. Esa inicio de lugar te suelta de golpe una sobrada montonera de pesadillas espejantes. La toma visual del desconcierto comienza raramente adentro de un bar de clase urbana. Hay mientras tanto una pareja de esposos prendiendo en llamas lo restos de su divorcio. Ellos andan mal humorados y ellos son además grabados de espaldas a la ilusión focal. Ambos se miran entretanto algo distraídos y ellos no saben sino hablar sobre su pocotón de cosas mundanas. La mujer allí se ve algo bonita y bien arreglada con su peinado sesentero. Pero entonces sus muecas retorcidas dicen que ella quiere separarse del marido suyo. Luego ellos dos se distancian y ella deja atrás el apego de su marido. Además ella deja al hijo suyo que ella tuvo distraídamente desde su metáfora intuitiva. Entretanto sobre la intención de grabar de espaldas veo que hay ahora una ruptura con los paradigmas del ayer clásico. Parece ser la toma una propuesta experimental. De todos modos casi no me gustó apreciarla fugazmente. Y por si fuera poquita la broma, todo el público, aquí, no sabe de la realidad alternativa, pues los rostros, ni del hombre y ni de la mujer; no son develados explícitamente, tras la primera captura ficcional. Pasa por ahí nomás la jovencita buenona del bar. Ella sirve los tintos a los dos espesos parlanchines. Entre tanto allí adentro se espera una nada de no esperar nada valioso. Sólo tomar algún café a sorbos lentos junto a una mujer sin sueños vivos. Y la mujer distante del intelecto del hombre; por lo tanto, aquí se muestra una realidad anti social. Recoge el hastío de percibir un día similar al otro día de los sin días. Eso es grita en esa sociedad francesa donde se grabó una nana de pura y física necedad. Además pasa nomás por allá una luna del sol por sobre las caras arrugadas de los romances despedazados. Pero ellos no se dan cuenta del cuento que alguna vez ellos presenciaron tan fugazmente. Un cuento donde todos los humanos se quedaron viejos en los poquitos años del tiempo sin tiempo. Pero después uno presiente alguna multitud de gente y ellos dando las ganas de ser personas distintas; toda una masa de niños, toda una muchedumbre de huérfanos, ellos, queriendo tomar hoy un sueño de más jardines rojos y con ríos de agua más limpia, ellos, tratando de rechazar sus propias pesadillas, tan mortíferas y ellas tan suyas. Y ahí así, sólo entonces, ellos, serán otros seres humanos, ellos ahí sí, viviendo su vida de real evanescencia.

Rusvelt...