viernes, 9 de abril de 2010

UN ROMANCE ENTRE GUERRAS

No ser amado es una simple desventura.
La verdadera desgracia es no saber amar.
Albert Camus

Los instantes del amor hay que dejarlos volar sobre el vértigo de una cascada de aguas traslúcidas y fantásticas. Mientras tanto tal caída de agua debe ser un estallido más bien gigante al ritmo en que se anda tras una sobrada altura angustiosa de placer. Desde allí el hombre así pues solamente tendrá que irse soltando junto al viento prendido en aromas vivos. Ya más luego él podrá ir perdiendo su sensación de temor al momento en que se aparece la mujer tiernamente suya y que de pronto él trata de amar desde su alma depositaria para la vida de un destino algo incierto de los besos vivos. Pero hay por la desgracia cobarde, ante la fuerza de luchar por la existencia; ya de pronto vemos de que no hay demasiada trascendencia en los tantos héroes del mundo. Ellos se caen derrotados hasta cuando enseguida hay un tiempo de barbarie. Así que ahora vemos que dicho golpetazo de mar del romance no fue bien resentido por un artista protagónico del lector. El lector fue entre tanto una distinguida obra de la literatura intimista. Hay allí una sobrada precisión sobre el argumento que trata de revelar el sufrimiento del ser humano en toda la extensión mundana. La historia pues curiosamente ideada renace atrás de una prosa sosegada por parte del escritor alemán últimamente muy reconocido en su país de origen altanero. Su bautizo en Bielefeld fue como el de un sencillo; Bernhard Schlink. Al tiempo de los otros días su juventud toma desde luego una madurez de puro enamoramiento acallado. Así que junto a la soledad de la literatura resuelve él su prudente novela de soltado drama pasional. Luego su obra se hace realidad al momento de ser llevada al cine arte. Asimismo que con el lector hay así pues algo de un gustoso agrado por hacerse una novela ciertamente histórica entre las recuerdos de las vidas teatrales.
Por lo pronto vemos ya dicha película deshojando una razón investigativa de grandiosa acogida por parte de las audiencias más incrédulas. No se esperaba ahora una novela tan evanescente entre los besos inquietos. Además los pocos incrédulos del cine tenían una errada idea de que hoy en día casi no había buenos directores de cine. Así que por la boca murió el pez de la arrogancia. Ya sobre el camino de la ficción hay adentro del drama un clarificado manejo de la realidad. Y ese retrato de la vida se sabe mal trastornado por la segunda guerra mundial de la humanidad inhumana. Era ver allí una precipitada soltura de explosiones y ellas no cesaban de ser expulsadas por la militancia fascista. Se aparecían por allí además las bombas más errabundas las cuales iban dirigidas contra algunas gentes de la inocencia incomprendida. Y de hecho por dicha razón hubo tantos genocidios andando junto a la guerra del nazismo. Luego ya se fue soltando una sola efusión del amor edénico entre una mujer y un jovencito inmersos en el conflicto armado. Dicho romance entre guerras se origina gracias al viaje universal de una pareja de recién enamorados. Ellos son desde lo inmortal unos tragados de la intimidad encantada. Así que los lamentos de las calles se gritaban de terror mientras luego ellos se van dibujando el amor del hombre y de la mujer, ellos, embriagados por una pasión desbordada; ambos seres distintos amándose debajo de un infierno mal trecho, mal desangrado entre la inmundicia de la ignorancia.
Así pues de tanto dolor; miro ahora por entre los espejos rotos, la mujer, aquí viene resultando ser enseguida una trabajadora de trenes en donde ella simula ser una señora más bien de alguna herencia humilde. Así que dicha mujer de silencio atrás de la hora ficcional andaba dejando andar los años de una madurez solitaria. Pero ella todavía era una diosa de hermosura muy fémina para los hombres de la entrega al deseo abrasador. Luego por su tanto amor ella resuelve cautivar al muchachito que se le aparece contra todo su retragado destino del olvido. Ambos así para mí tenían que conocerse entre las condiciones de una guerra espantosa de muertes y de batallas espectrales. Tales seres humanos tenían que amarse entre ellos apasionadamente desde cada silencio nocturno de ellos. Así debía pasearse la tragedia novelesca entre ellos como los enamorados solamente. Ya pues entre otros ayeres la mujer acoge al peladito entre sus manos de su esperanza. Lo hace de ella además porque tal niñito hubo de quedar enfermo ante la causa de un viaje matutino entre dos ciudades del ayer algo sosegadas. Y ella pues tuvo que acogerlo entre la ciudad donde ella vivía. Y de pronto desde los escasos tropiezos entre ellos ya de a poco renacen las risas de ellos. Asimismo ambos se van seduciendo junto con las miradas llenas de algo de queja tardía. En todo caso es bueno ir a ver la película. Doy tal recomendación porque hay que darse tregua de algunos amoríos en juventud con la madurez del vino, así la otra gente susurre de los años un puro misterio, entretanto, nada importa ya, así el amor de candela traiga sus fuertes equivocaciones; porque hay veces cuando el amorío es fatal y hay veces cuando viene todo lleno de perfidia. Además la preciosa oportunidad de la pasión de la mujer repesó más que aguantarse y quedarse con nada y ella sólo perdida. Así que la señora prefirió la oportunidad de no vivir más en soledad. Allí entonces la sexualidad todo lo pudo y todo lo acabo entre una melancolía de fuerza arrasadora. Sólo la distancia entre los seres que se amaron entre sus presencias. Luego ellos sin estar lamiendo de sus primaveras rojas de rebosos palpitantes. Asimismo allí hubo una sola sensualidad que pudo incendiar el sentimiento de las flores recogidas entre ambos enamoraditos. Nomás era la pura inocencia del jovencito de los ojos tímidos. Los vemos a él adentro del amor lentamente con una cara de temor, atrás del niño; frente al desnudo de la señora, ella, no cansada de ser reamante.
Por tanto de lo bello se sabe que Hanna empieza resbalando su desnudez sobre la presencia espantada de Michael. Así nomás tan cercana la mujer y luego ellos juntos entre sus vidas del sueño efímero y asimismo la vida de sus amores de pronto los va sustrayendo de una realidad explosiva que no se cansaba de ser matada contra un mundo de la sobrada pobreza callejera. Era la muchedumbre de los pobres muriendo como víctimas. Al rato ya sólo ellos entre junticos con las caricias voladas. Después sus almas se van y se pierden del mal. Y ellos volaban y luego se recaen entre los besos de las noches que antes recubrían al sufrimiento con una telaraña pasajera. La mujer puesta sobre un ardor de pétalo. El peladito entretanto siendo tranquilamente amansando, entre las quejas suyas, debajo de esa felicidad tan sagrada del amor. El muchacho abajo de toda ella, él no siendo él, más nada que dejándose beber, dejándose chupar su llanto, él, no queriendo sino seguir ahogado en la mujer suya, sentirla él junto a su ir y su devenir, resentir a la rubia expulsada en su cuerpo varonil, naufragarse al fondo de su diosa, algo suya, luego acogerla a toda ella, debajo de un tanto regusto de sus manos acariciadoras; sus manos todas fragosas y sus pieles de perfumes y ambos tocando la vida, sin nada de cansancio de pesar, él, luego tocando los senos desnudos de su señora divina, él, poseyendo al cielo del fuego y ellos jugando entre sus recintos de palomas muertas, luego atrás del concierto, cayendo unas hojas negras.
Más allá del viaje hay depositado un silencio de sobrada ausencia. De pronto aquí son apagadas las velas de un atardecer azul yendo junto con la poesía oscura. Fue así que atrás de los años devastados ya no pasaron los tiempos entre los enamorados. Toda la miseria de una guerra pasó por sobre ellos y sin embargo esta pájara y este pájaro se ni se vieron como una pareja apenas percibida entre los muerto. Sucede tal fantasía por la separación que procura ella como mujer. De pronto tras la guerra Hanna renuncia al pelado por escoger el compromiso de la maldad. Por tal motivo Michael escoge una renuncia contra la vida suya. Al final el hombre de entrega confiada no se decide por escoger ninguna otra esposa de pechos floridos sinceramente. Sólo él se acaba sin nada de felicidad siendo un soltero y dejando a una hija de precipitada orfandad. Además por ahí el pelado dejando el corazón roto de otra mujer, que tanto ella, no se merecía por su buena bondad. Y pues la señora Hanna se queda arrepentida con el desamor suyo, un desamor que ella escoge, hasta cuando ella quiere alejarse de su muchachito. Así que luego se desviste una muerte de precipitado horror para Hanna, por lo pronto, ellas, termina escogiendo, un suicidio suyo, matando a su sueño sin vida, entre los libros rotos del pecado, Hanna, matando a su dolor entre otro dolor de sangre perdida.

Rusvelt...

No hay comentarios: